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Lazos Rotos

Jugarse la vida para coger la guagua.

Ya hemos dicho en varias ocasiones que los diseñadores de la ampliación de la autopista del norte, entre Santa Cruz y La Laguna, hicieron un cursillo previo sobre cómo hacer más inviable todavía el transporte publico en guagua.

Un ejemplo lamentable de esta situación es la parada de guaguas del Hospital Universitario, una de las de más afluencia de viajeros a pesar de todo, del área metropolitana. Los usuarios de esta parada, como se podrá comprender, suelen ser personas mayores que no disponen de coche y que acuden habitualmente al hospital a hacerse pruebas, consultas, analíticas... o gente que va a visitar a sus familiares enfermos, etc. Los centenares de empleados del centro sanitario, por prudencia, prefieren llevar sus coches y muy raro es el que coge la guagua.

El problema comienza con el intento, casi heroico, de intentar llegar a la parada en sentido La Laguna. Después de subir una empinadas escaleras hay que tener el valor necesario para cruzar el paso de peatones, que atraviesa cuatro carriles y cuya secuencia está programada para que el que cruza demuestre unas ciertas habilidades atléticas, porque como no corra, se le pone rojo cuando todavía no ha alcanzado la mediana. No hay tiempo ni para pararse un momentito a ver si el coche que viene tiene intención o no de parar, que suele ser habitual que se lo salten sin reparo alguno.

Una vez se ha cruzado este obstáculo (que ahora con las obras del tranvía lo han puesto allá donde el Diablo perdió los calzones) es cuando empiezan verdaderamente los problemas, porque hay que subir una cuesta resbaladiza, por los márgenes de la vía de acceso de los coches y camiones a la autopista, que no dispone de acerado ni de nada que se parezca. Y cuando va uno llegando a la curvita donde disminuye bastante la visibilidad, es el momento de atreverse a cruzar al otro lado, esta vez ya sin más paso de peatones que el de encomendarse, como mínimo, al Hermano Pedro.

El último tramito más o menos lo han acondicionado últimamente, pero colocarse a esperar la guagua al borde de una autopista de cuatro carriles, sin protección alguna, requiere también cierto grado de sangre fría. La Ley de Tráfico obligaría a los usuarios a utilizar, al menos, chalecos reflectantes y a colocar un triángulo de peligro para poder permanecer en el arcén de la autopista totalmente desprotegidos.

No mucho más fácil lo tienen las propias guaguas que, por lo pronto, para parar allí se se ven obligadas a meterse en un desvío que, al llegar a la zona universitaria se convierte en una auténtica trampa de la que normalmente se pueden tardar diez minutos para conseguir salir de la rotonda. Pero entrar y salir del estrecho espacio del que disponen para parar ¡chiquito peligro! No sólo les han dejado un minúsculo espacio de aparcamiento, sino que para salir se tienen que incorporar, al carril por el que los coches circulan a toda velocidad, como si saliesen de un stop, porque no tienen espacio alguno para adaptar la velocidad. Es por eso que, en determinados momentos tienen que esperar largo rato para buscar un chance que les permita salir.

Como la parada es tan estrecha, además, cuando se reúnen dos o tres guaguas, la última se queda con el "culo" por fuera, con el consiguiente peligro para la propia guagua y para los usuarios de la autopista en general.

En fin, sobre el asunto este de ponerle las cosas lo más complicado posible a la guaguas parece querer justificar lo imprescindible que resulta el tranvía. Pero es que, señor Melchior, a las alturas que lleva usted las obras del tranvía ya no hay vuelta atrás, justificado o no lo que queremos todos es que esta pesadilla se acabe cuanto antes porque las perras ya han volado y son irrecuperables. Por eso ya no es necesario que sigan asfixiando a la guagua de esta manera, que comiencen a poner carriles exclusivos, a acondicionar las paradas, a abrir las puertas para que la gente entre sin esperas, como va a hacer con el tranvía... todo eso es lo que tienen que hacer ya, porque la hipoteca injustificada -sin buscar primero una solución mucho más económica para las guaguas- ya no tiene vuelta atrás. Desgraciadamente ya no tiene vuelta atrás y lo que queremos todos es que terminen cuanto antes con ese disparate. Pagarlo ya lo pagaremos, no sabemos cómo, pero ya lo pagaremos.

Tampoco hace falta ya, según anuncia alguien por ahí, que mande usted a ninguna televisión local a Montpellier para que nos traiga reportajes pagados sobre las bondades de tranvía. Usted tuvo a bien hurtarnos a todos los ciudadanos, que lo tendremos que pagar, el debate del tranvía cuando era el momento, que desde luego debió ser antes de comenzar a levantar las calles. Ahora lo que debería hacer en esforzarse por terminar eso de la forma más rápida, económica y eficaz posible, sin provocar un desastre cada vez que levanta una calle. Además, Montpellier es Montpellier y si quiere vender humo con nuestro dinero, en la península tiene unos cuantos, no muchos, pero unos cuantos tranvías que pueden ir a retratar, aunque esas fotos ya hoy en día se bajan de internet sin mucha dificultad. Incluso puede usted visitar virtualmente esta hermosísima y bien planificada ciudad francesa, mucho más económico para nuestros bolsillos.

Fuente: Foro contra la Incineración - Tenerife
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