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Lazos Rotos

Corrupción política vs. burocracias partidistas. La corrupción se generaliza, está en el gobierno y en la oposición...

Los políticos a lo suyo...

Prensa Alternativa (Icod de los Vinos) / Redacción.- La corrupción política y la corrupción de las burocracias partidistas son un fenómeno que trasciende nuestras fronteras, que comienza a hartar a los ciudadanos. La política se ha convertido en el fin último de los que sueñan con el dinero fácil, en definitiva, con el poder (construgobernantes).

Si esto fuera así, ¿qué lugar queda para la moral en la sociedad? ¿Podemos guardar alguna esperanza quienes creemos, y somos muchos, en la necesidad de exigir ética en la política?

El fin ultimo de "la clase política", es lograr que las personas, honestas y emprendedoras bajen los brazos y les cedan a ellos el monopolio de la política (obteniendo pingües beneficios, tanto económicos como de poder), en cuyo caso ya no habrá trabas para que nos lleven directamente a la desazón, a la apatía y al "pasotismo".

Más allá de la capacidad de los políticos de representar las demandas de los ciudadanos y de lograr que los representados nos identifiquemos con sus decisiones, la situación real de este binomio es en gran medida una cuestión de ética:

- ¿Qué ética podemos exigir a los políticos?
- ¿Hay comportamientos ligados a la profesión política que la sociedad debe rechazar y castigar?

Estas preguntas, sin duda, están relacionadas con el problema de la corrupción política, con el uso de los recursos y prebendas políticas para la perpetuación en el poder, y con la crisis de la representación y de la participación ciudadana. La corrupción se generaliza. Está en el gobierno y en la oposición, en la derecha y en la izquierda...

Los ciudadanos, todos nosotros debemos comprometernos en la defensa responsable de la democracia, con el repudio firme y beligerante de la corrupción política. Y debemos hacerlo creando nuevos espacios alternativos que nos permitan la consecución de nuestros fines, debemos crear otros nuevos, organizándolos alejados de todo aquello que huela a [podrido] poder.

Obligando a los políticos a cumplir con las exigencias morales y éticas, en una sociedad donde el diálogo y el debate, sean garantía en la defensa de los principios y valores de nuestra sociedad.

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