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Lazos Rotos

La Avenida Manuel Hermoso Rojas: un paseo inutilizable e inseguro. Nota de prensa de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN).

ATAN

La Avenida Manuel Hermoso Rojas se construyó en terrenos ganados a la refinería de CEPSA de Santa Cruz. Es el máximo representante de la expansión de la ciudad sobre los solares que le ha ido cediendo (a “chorritos”) la refinería.

En otras ocasiones hemos criticado la proximidad de esta avenida a los hornos de destilación de la refinería, además de la construcción de un centro comercial (Carrefour Meridiano) que está también a escasos metros de esta instalación industrial.

Sin embargo, en esta ocasión, vamos a intentar obviar la presencia de la refinería, y fijarnos sólo en el aspecto urbano de la obra.


La avenida en primer plano, y la refinería justo al lado


Se trata de una avenida de cuatro carriles, dos en cada sentido, con cierta pendiente, aunque más suave que la cercana Avenida del Tres de Mayo. Los carriles de subida, al existir el nuevo túnel de salida de Santa Cruz bajo la otra avenida, se utilizan bastante poco. Sin embargo, los de bajada son actualmente la entrada más importante a la ciudad, y, por lo tanto, la que tiene más tráfico. De hecho, en estos dos carriles desembocan otros 5, 4 de los cuales provienen de las autopistas del norte y del sur. Esto sirve para hacerse una idea del volumen de tráfico de entrada que debe soportar la avenida. A esto, además hay que sumar que nada más comenzar la avenida hay un cruce muy importante, el de la calle 70 y que posteriormente se cruza con otra de las entradas principales de la ciudad, como es la avenida de la Constitución. Estos dos cruces, hace que muchas veces, sobre todo en horas punta, se formen largas colas para entrar en Santa Cruz.

Aparte del problema de los cruces, el trazado de la avenida es bastante sencillo. Consiste en dos carriles en cada sentido. A los lados la avenida cuenta con dos amplias aceras y en el centro hay un paseo, al igual que en muchos otros lugares de Santa Cruz (las Ramblas, la Avenida del Tres de Mayo, 25 de Julio, Benito Pérez Armas y la Avenida de Los Príncipes). Este paseo y las aceras presentan varios problemas que pasamos analizar a continuación.


Paseo central de la avenida, desolado


Como se ve en las fotos, el paseo tiene un aspecto abandonado. No viejo, ni estropeado, sino más bien de falta de uso. Da la impresión de ser un lugar por el que nunca pasa nadie. El suelo está cubierto por capas de hojas de los flamboyanes, por lo que seguramente sólo los barrenderos las barren de vez en cuando. ¿A qué se debe esta falta de interés por circular por esta avenida?

En primer lugar, hay que fijarse en su ubicación. Normalmente, estas avenidas se proyectan en lugares que aunque sean una arteria principal de tráfico, están inmersas en una zona en la que viva mucha gente o en una zona comercial, por la que transiten bastantes personas a lo largo del día. Este tipo de paseos en estos lugares aportan un cierto confort a la población, al poder circular por unas aceras anchas y abiertas, sin edificios a los lados, y completados con una vegetación generosa que da sombra y frescura al lugar. Además, dado que las aceras son anchas, el proyecto puede admitir, de hecho es recomendable, una serie de equipamientos que inviten a la gente a pasear por el lugar, tales como bancos, juegos infantiles, kioscos, etc. En el caso del paseo de la avenida que nos ocupa, no está situado en un lugar transitado habitualmente. Las edificaciones que lo bordean son a un lado la refinería, a la cual no se suele ir de visita una tarde, y el centro comercial Meridiano, cuya entrada principal está por la calle 70. Las entradas al centro que dan a esta avenida no se usan con frecuencia, quizás precisamente porque enfrente está la refinería, la cual trata de ignorar la población. En la parte baja de la avenida se unen el recinto ferial a un margen y unos edificios al otro. En cuanto al recinto ferial, no es un edificio que se use todos los días por lo que tampoco suele haber mucha gente en el lugar. Además, el tramo de paseo que lo bordea sirve de poco, ya que sólo se usa para cruzarlo y conectar al recinto con la calle José Emilio García Gómez y seguir hacia la avenida de la Salle. Si los peatones se dirigen a la avenida de la Constitución, no utilizan el paseo, sino que lo cruzan por la parte inferior.

El caso de los habitantes o usuarios de las instalaciones de los edificios que se encuentran al otro lado es similar, ya que estas personas tampoco tienen necesidad de ir hacia el lado del recinto ferial en su vida cotidiana.

De todo esto se deduce que desde su concepto, no es un paseo útil y que probablemente sólo se diseñara así para que sirviera de embellecimiento a los carrilles de coches.


Final de un tramo de la avenida. Un jardín impide seguir


Por otro lado, el paseo no es continuo, es decir, no están conectados los diferentes tramos a través de un paso de cebra o algo similar, de modo que una persona pueda recorrer longitudinalmente toda la avenida, sino que cada tramo de paseo acaba en un parterre, lo cual obliga al peatón a cruzar la avenida a una de las dos aceras y luego volver a cruzar para retomar el paseo central. En total, el paseo consta de 4 tramos, y si alguien quisiera recorrerlo entero, debería cruzar ¡11 veces! Si esa persona fuera por las aceras laterales en vez de por el paseo, sólo debería cruzar tres veces en una de ellas y una en la otra… Si comparamos con las ramblas, desde la Capitanía Marítima hasta la piscina sólo hay dos puntos por los que no se puede cruzar directamente al siguiente tramo: el de la Plaza de la Paz, es decir, la intersección con la Rambla de Pulido y el cruce con la avenida 25 de Julio. Sin embargo, en la Avenida de Manuel Hermoso, ninguno de los cuatro tramos se puede alcanzar desde el anterior. Por lo tanto, este paseo no es cómodo, por lo que tampoco es un lugar al que apetezca ir a pasear.


No sólo no se puede continuar, sino que no hay pasos de cebra para salir
de la mediana, a pesar de que está hecha la rampa para minusválidos


Hace unos meses, el ayuntamiento quiso que las ramblas, junto a la Avenida de Anaga y esta Avenida Manuel Hermoso formasen una especie de paseo circular alrededor de Santa Cruz. Para ello, decían precisamente que lo que había que lograr es evitar los cruces complicados entre los tramos de las avenidas. Se centraban en las ramblas, donde el problema está prácticamente resuelto, exceptuando los tramos nombrados, pero no decían nada de la Avenida Manuel Hermoso.


En el tramo siguiente, el mismo problema


Como siempre, lo que ha hecho el Ayuntamiento en esta avenida es preocuparse sólo por los coches, olvidando la existencia de los peatones. No es que sea muy agradable ir a pasear junto a la refinería, pero está claro que, al no existir muchas alternativas, se ganaría bastante si fuese posible caminar por esta “mediana”. Lo que han hecho es una especie de jardines sólo para verlos desde los coches, que preferiblemente hubiesen carecido de bancos ni paseo central, dada la escasa utilidad de los mismos.

Pero los problemas de esta avenida no se quedan aquí, pasemos ahora a analizar el ajardinamiento de la obra.

El diseño general consiste en dos parterres a lo largo del paseo central situados a distinto nivel. Estos parterres están plantados con flamboyanes (Delonix regia) en el superior y con palmeras canarias (Phoenix canariensis) y flores de temporada en el inferior. Por supuesto, el omnipresente césped no puede faltar en ninguno de los dos niveles.

Los finales de cada tramo consisten en unos parterres semicirculares plantados con cicas (Cycas resoluta y C. circinalis), palmeras (Phoenix robelinii) y por supuesto, césped.

Las aceras laterales tienen una alineación de palmeras de abanico (Washingtonia filifera), aunque las del lado del centro comercial son más jóvenes, porque la obra acabó después. Pero además, en la acera del lado de la refinería, hay unos parterres adosados al muro de ésta, plantados con numerosas especies de setos y enredaderas, en un intento de camuflar este muro. Entre las especies presentes se puede encontrar ejemplares de flor de gofio (Cassia spectabilis), hibiscos (Hibiscus rosa-sinensis), buganvillas (Bougainvillea glabra), árbol de los paraguas (Brassaia actinophylla), adelfas (Nerium oleander), chefleras (Schefflera arboricola) y acalifas (Acalypha wilkesiana y A. godseffiana).

Los problemas que presenta este esquema de plantación son numerosos.

Fijémonos en primer lugar en el paseo central. Para empezar, no está suficientemente justificada la existencia de los dos niveles. Además, tal y como está planteado el esquema de plantación, las flores de temporada, que son el elemento que le da más vida a los jardines por su vistosidad sólo es visible desde los coches, con lo que los peatones son degradados en su nivel de importancia frente a los vehículos (una vez más).

En cuanto a los árboles, éstos están demasiado juntos. Los flamboyanes son árboles que desarrollan su copa hasta los 20 metros de diámetro, por lo que en una alineación deben estar separados esta cantidad en metros. Todavía son jóvenes y ya se están estorbando gravemente. El paseo parece un túnel, este efecto se ve agravado porque los pies no están plantados al tres bolillos (alternados), sino pareados. Probablemente el ayuntamiento hará lo siguiente para remediar el problema: 1. Podará de los árboles, con lo que la avenida será aún más fea, porque lo atractivo del flamboyán es su porte natural, 2. talará algunos ejemplares, descompensando el esquema de plantación, 3. No hará nada y el problema irá empeorando con el tiempo.

En el nivel inferior, las palmeras canarias agravan el problema de los flamboyanes, porque estas palmeras se desarrollan hasta los 6 u 8 metros y están plantadas a unos 2,5 ó 3 de los árboles. Además, la distancia entre ellas tampoco es la correcta.

El problema que aquí planteamos no es nuevo. Con frecuencia suele cometerse el error de diseñar los jardines para que sean vistosos en poco tiempo, olvidando que las especies vegetales tienen un ritmo de crecimiento que hay que respetar para que las plantas se desarrollen correctamente, consiguiendo un porte adecuado, vistoso y proporcionado y una existencia libre de patógenos.

En cuanto a la acera de la refinería, aquí se plantea otro problema. La diversidad de especies es demasiado elevada, con lo que el resultado final es una especie de selva caótica, a la que además no se le hace el mantenimiento necesario.

Por otra parte, las especies de palmeras plantadas en el paseo central y en la acera lateral no son las mismas, lo que impide que se conecten visualmente los dos espacios.

En cualquier caso, aquí se nos plantea otra duda: ¿Por qué plantar palmeras alineadas? Esta solución, tan usada en nuestros jardines, presenta los siguientes inconvenientes:

    1.- Ahora (de jóvenes) sus hojas estorban al paso de los peatones y al de los coches, lo cual nos lleva una especie de círculo vicioso: el ayuntamiento poda las palmeras, las desestabiliza (con respecto a las raíces y por el hecho de que las palmeras sólo emiten una nueva hoja cuando pierde otra de forma natural; es decir, no por cortarle 5 le van a salir otras 5), tardan más en crecer, hay que podarlas más a menudo, crecen más débiles.

    2.- Las hojas de las palmeras son peligrosas para los transeúntes, porque tienen picos en las bases, que se le puede clavar a cualquiera.

    3.- No dan sombra, especialmente importante en Santa Cruz.

    4.- Cuando crezcan serán un montón de postes alineados, lo cual resulta desagradable estéticamente.

    5.- No cumplen la misión importantísima que cumplen los árboles en las calles, que es unificar el diseño globalmente, disimulando las fachadas de los edificios desagradables (a menos que quieran resaltar a la refinería y al recinto ferial, en cuyo caso, mejor hubieran plantado un seto).


Con todo lo expuesto llegamos a una conclusión. Se podía haber ahorrado el paseo y haber hecho un gran jardín con accesos concretos, mediante los cuales la gente accediera a cosas interesantes: vistas curiosas del jardín, parque infantil, zona más o menos aislada del tráfico para descansar, un kiosco – bar… Pero claro siempre lo mismo, está la refinería al lado, por lo que no es conveniente que haya nada de esto al lado, así que mejor se hubieran ahorrado el paseo y hubieran hecho una mediana estrecha con una alineación de árboles.

Para colmo, y como ya comentamos anteriormente, esa avenida va a desembocar en otra que lleva por nombre el de otro ex alcalde del bloque, Don José Emilio García Gómez, médico especialista en urbanismo (¿?). En su currículo figuran hitos urbanísticos tan importantes como el derribo de la ciudad juvenil del barrio del Toscal, la antigua sede de la asociación de vecinos del mismo barrio o el derribo de la fábrica de gas, entre otros. Con semejante expediente es lógico que hayan designado en la actualidad a dicho médico como asesor de la Gerencia de Urbanismo de Santa Cruz de Tenerife, cobrando un sabroso sueldo. Gerencia de Urbanismo que, por otra parte, es responsabilidad de otro médico urbanista, Don Manuel Parejo, que sin duda con sus actuaciones en esa materia se merece otra calle en la misma zona o junto al tanque del hermano de su yerno.

Pero no todo es negativo, debemos destacar que desde luego, en lo que sí acertó el Ayuntamiento es en el nombre de la avenida. Se la han dedicado al político que más esfuerzos hizo en la isla para que los constructores y el urbanismo “orientado al coche” ganasen la batalla a los peatones y los usuarios del transporte público.

25 Octubre 2005

Fuente: Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN)

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