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Lazos Rotos

Esta revolución no la pueden destruir ellos, pero sí nuestros defectos y nuestras desigualdades.

Medios alternativos / Rebelión.- Discurso pronunciado por el presidente de la República de Cuba -Fidel Castro Ruz- en el aniversario 60 de su ingreso a la Universidad. La Habana, el 17 de noviembre de 2005.

Queridos estudiantes y profesores de las universidades de toda Cuba;

Queridos compañeros dirigentes y demás invitados que han compartido con nosotros tantos años de lucha:

Ahora viene el momento más difícil, que es el de decir unas palabras en esta Aula Magna, donde se han pronunciado tantas palabras. Un mundo de ideas le viene a uno a la mente, y es lógico, ha pasado algún tiempo.

Ustedes han sido muy amables al recordar hoy un día muy especial: el 60 aniversario de mi tímido ingreso a esta universidad.

Por ahí anda una foto, yo la miraba: un jacketcito; cara así, no sé si de bravo, de malo, o de bueno, o indignado, porque esa foto no la sacaron el primer día, yo creo que ya tenía unos cuantos meses, y yo empezaba a reaccionar contra tantas cosas como las que estábamos viendo. No era un pensamiento formado ni mucho menos; era un pensamiento ávido de ideas, pero también de deseos de conocer; un espíritu tal vez rebelde, lleno de ilusiones, de ilusiones no puedo decir revolucionarias, habría que decir lleno de ilusiones y de energía, también posiblemente de ansias de lucha.

Bueno, había sido deportista, había sido escalador de montañas. Hasta me habían convertido primero —ni sé bien por qué— en una especie de teniente de exploradores y después, más tarde, me hicieron general de exploradores. Así que cuando yo era estudiante preuniversitario me habían dado más grados que los que tengo hoy (Risas), porque fui después Comandante, pero nada más que Comandante, y eso de Comandante en Jefe no quería decir más que era Comandante jefe de aquella pequeña tropa de alrededor de 82 hombres, con los que desembarcamos del Granma.

Ese nombre nace después del desembarco, el 2 de diciembre de 1956. Entre los 82 alguno tenía que ser jefe, después le pusieron “en”. Así, poco a poco, de Comandante jefe pasé a Comandante en Jefe cuando ya había más Comandantes, porque era el grado más alto durante mucho tiempo. Recordaba esas cosas. Uno tiene que pensar qué era, en qué pensaba, qué sentimientos albergaba.

Tal vez circunstancias especiales de mi vida me hicieron reaccionar. Pasé algún trabajo desde muy temprano y fui desarrollando, quizás por ello, el oficio de rebelde.

Por ahí se habla de los rebeldes sin causa; pero a mí me parece, cuando recuerdo, que era un rebelde por muchas causas, y agradezco a la vida haber seguido, a lo largo de todo el tiempo, siendo rebelde, aun hoy, y tal vez con más razón, porque tenga más ideas, porque tenga más experiencia, porque haya aprendido mucho de mi propia lucha, porque comprenda mucho mejor esta tierra en que nacimos y este mundo en que vivimos, hoy globalizado y en minutos decisivos de su destino. No me atrevería a decir en minutos decisivos de su historia, porque su historia es mucho más breve, es realmente ínfima comparada con la vida de una especie que en años muy recientes, tal vez desde hace 3 000, 4 000 ó 5 000 años, comenzó a dar los primeros pasos después de su larga y breve evolución; digo larga y breve, porque evolucionó hasta convertirse en ser pensante tal vez en algunos cientos de miles de años, y al cabo de la existencia de la vida en este planeta, que afirman los conocedores, si no me equivoco, surgió, me parece recordar, hace 1 000 ó 1 500 millones de años, primero surgió la vida y después surgieron millones de especies, y nosotros no somos más que eso, una de las muchas especies que surgieron en este planeta, y por eso digo que, tras una breve y a la vez larga vida, hemos llegado a este minuto, en este milenio, que dicen que es el tercer milenio desde el inicio de la era cristiana.

¿Y por qué tantas vueltas en torno a esta idea? Porque me atrevo a afirmar que hoy esta especie está en un real y verdadero peligro de extinción, y nadie podría asegurar, escuchen bien, nadie podría asegurar que sobreviva a ese peligro.

Bueno, que la especie no sobreviviría es algo de lo cual se habló hace 2 000 años, porque recuerdo que cuando era estudiante oí hablar del Apocalipsis, profetizado en la Biblia, es como si hace 2 000 años algunos se dieran cuenta de que esta débil especie podría un día desaparecer.

Desde luego, también los marxistas. Recuerdo muy bien un libro de Engels, Dialéctica de la Naturaleza, donde hablaba de que algún día el Sol se apagaría, que el combustible que alimenta el fuego de esa estrella que nos ilumina se agotaría y dejaría de existir la luz del Sol. Y entonces me queda una pregunta, que tal vez ustedes, o los profesores de ustedes, o miles y cientos de miles de ustedes se la hayan hecho alguna vez, y es la pregunta acerca de si existe o no la posibilidad de que esta especie pueda emigrar a otro sistema solar.

¿Nunca se lo han preguntado? Pues en algún momento se lo van a preguntar, porque uno se pregunta muchas cosas a lo largo de la vida, pero se las pregunta sobre todo cuando hay una razón para preguntárselas. Y creo que el hombre nunca tuvo más razón para hacerse esta pregunta, porque si aquel que era marxista se planteó el problema de la desaparición del calor y la luz solar, y como científico planteó que un día no existiría el sistema solar, nosotros también, como revolucionarios, y echando a volar la imaginación, tenemos que preguntarnos qué pasará y si hay alguna esperanza de que esta especie escape y se vaya a otro sistema solar donde haya o pueda haber vida. Lo único que sabemos hasta ahora es que hay un sol a cuatro años luz, entre los cientos de miles de millones de soles que existen en ese enorme espacio, del que no sabemos todavía bien si es finito o infinito.

Por lo poco que sabemos de física, de matemática, de la luz y la velocidad de la luz, y los que viajan a los planetas más cercanos, donde no encuentran nada, y los que viajaran a Venus —creo que Venus fue en tiempo de los romanos la diosa del amor—, los que allí tengan el privilegio de llegar, van a encontrar unos ciclones que son no sé cuántos cientos de veces peores que el Katrina, el Rita, o el Michelle, o el Mitch, y todos los demás similares que cada vez con más fuerza nos azotan, porque se afirma que la temperatura en Venus es de 400 grados, y son masas de aire o de atmósfera pesada en constante soplo.

Los que han ido a Marte, que decían que era un lugarcito donde podría haber existido la vida —Chávez habla de que posiblemente existió allí la vida, él bromea con eso—, y se fue, desapareció todo, andan buscando si hay una partícula de oxígeno o alguna huella de vida. Bien, todo puede haber ocurrido, pero lo más probable es que no hubiese existido vida desarrollada en alguno de esos planetas. El conjunto de factores que hicieron posible la vida se dieron al cabo de miles de millones de años en el planeta Tierra, esa frágil vida que puede transcurrir entre limitados grados de temperatura, entre unos pocos grados por debajo de cero y unos pocos grados por encima de cero, ya que nadie sobrevive a una temperatura en el agua de 60 grados; bastarían 20 segundos sin protección alguna y ya ningún ser humano vive, bastarían unas decenas de grados bajo cero, sin calor artificial y no podría sobrevivir. En ese limitado margen de temperatura se dio la vida [...]

Fidel Castro Ruz

Si se desea consultar y ampliar la información el texto completo del discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, presidente de la República de Cuba, en La Habana el 17 de noviembre de 2005 se encuentra disponible haciendo clic aquí.

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