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Lazos Rotos

Bonnet intenta, por sorpresa, levantarle los camiones de bomberos al chiflado del Cejas.

Foros ciudadanos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Que Tenerife ha sido cuna del Surrealismo es algo que algún amigo nos recuerda con cierta frecuencia. Y no es la afición por las artes plásticas o la literatura, que también pude ser, lo que hace que muchas veces nos veamos en la necesidad de recordar este hecho histórico tan valioso en lo que es nuestro patrimonio cultural, más bien se trata de que la realidad, en demasiadas ocasiones, se nos muestra como el principal ejemplo de una cultura del surrealismo que consiste, esencialmente, en una distorsión -intencionada o no- de los que pareciera como 'racional' o 'sensato'. Como decía Breton, 1928, 'en la psicología surrealista el inconsciente es la región del intelecto donde el ser humano no objetiviza la realidad sino que forma un todo con ella'.

Y no es que queramos insinuar, Dios nos libre, que esto sea una isla de locos, pero la verdad es que muchas veces lo parece. Y en el caso de Granadilla y los bomberos, francamente, no está resultando sencillo discernir donde está el límite entre el inconsciente y una realidad más o menos objetivable. Y es que, como ya les contamos hace un tiempo, el alcalde más chiflado del Mundo ha decidido, por su cuenta y riesgo, mandarse a mudar del Consorcio de Bomberos de la isla de Tenerife y se ha atrincherado con un par de camiones autobomba , que no son de él, manifestando su autosuficiencia para afrontar cualquier catástrofe que se presente en uno de los municipio que más rápida y disparatadamente está creciendo en esta tierra nuestra.

Pero claro, como el Consorcio de Bomberos le había cedido un par de camiones a los bomberos voluntarios de Granadilla, frente a los que se ha atrincherado el alcalde para desentenderse de una política común de prevención y extinción de incendios para Tenerife -entre otras cosas-, el presidente del Consorcio, Jorge Bonnet, que debe estar casi tan chiflado como el alcalde, ha enviado un equipo de asalto, por sorpresa, a Granadilla para recuperar los camiones propiedad del Consorcio, una vez que el Cejas se ha negado a pagar la cuota que le corresponde, sin antes haberle comprado un par de camiones, unas mangueras y alguna que otra escalera a sus muchachos.

Si no es porque la noticia está contrastada por varias agencias, publicada en varios periódicos, en noticiero oficial del Cabildo y demás, jamás nos hubiésemos atrevido a comentar nada de esto, sencillamente porque a cualquier mente sensata le parecería imposible que algo así estuviese ocurriendo entre nosotros porque, sencillamente, estamos hablando de la seguridad de las personas que pareciera estar por encima de ciertas cosas y a salvo de la acción de cualquier irresponsable o loco.

¿Que los camiones son del Consorcio?, ¿que el alcalde de Granadilla ha actuado en este tema como un auténtico irresponsable populista?, ¿y él qué es, además de un chiflado, políticamente hablando? Pese a estas preguntas, cuya respuesta parece bastante obvia, no deja de parecer puro surrealismo que se puede llegar al extremo de que unos bomberos voluntarios que, como es lógico, apoyaron a su alcalde porque les prometió el oro y el moro, se vean atrincherados en un garaje defendiendo unos camiones de bomberos que, en este momento, no tendrían por qué estar ahí dado que el alcalde ha dicho que él solito está en condiciones de enfrentarse a cualquier incidente o tragedia, que el Altísimo no lo quiera, se pueda dar en su municipio.

Porque es que claro, el Bonnet tampoco pude mandar a nadie allí a fajarse por unos camiones que, en un momento dado, le pueden salvar la vida a una persona. Y por eso la única salida posible a este tema, aunque sólo sea para dar la impresión -al que nos observe desde fuera- de esto es un país civilizado, porque el que conoce al Cejas este sabe que no va a rectificar este disparate ni aunque lo saquen con los pies por delante, es que el Cabildo y el Melchior se mojen y le detraigan el valor de los camiones de las perras que la institución insular le ingresa anualmente. Porque, evidentemente, esos camiones son propiedad de los municipios que han apostado por la solidaridad y la colaboración y no es cuestión que sus ciudadanos hagan el primo regalándole los vehículos al que ha decidido, en un arrebato irresponsabilidad miserable, que es el más que mea y que no necesita ni colaboración, ni contribuir en un asunto tan delicado. Por todo el morro.

Pero no hace falta hacer ningún espectáculo vergonzoso de todo esto, que bastantes follones y líos tenemos ya entre manos como para que, desde las instituciones públicas, se siga trasladando al Mundo la imagen de una auténtica república bananera. Con todo el respeto para los bananas y, lógicamente, a los regímenes republicanos más acordes con el auténtico sentido de lo que debería ser una sociedad camino de la Democracia.

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