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Lazos Rotos

Venezuela un país hermano. Visita los medios alternativos venezolanos.

Venezuela un país hermano. Visita los medios alternativos venezolanos. En Canarias la oposición al gobierno de Hugo Chávez es harto conocida por su agresividad dialéctica (vease ejemplo de esto en las entrevistas hechas por Jesus García Fleytas en Azul Televisión a miembros de la oposición), utilizan un lenguaje provocativo, sarcástico, violento... Lazos Rotos se pregunta, ¿si en su oratoria la violencia dialéctica es una constante harto visible y manifiesta, cómo será su actuación el 15 de agosto en las calles venezolanas?

El objetivo de la oposición con el Revocatorio ha sido, desde el primer momento, paralizar y hacer retroceder el proceso de cambios abiertos con la llegada al poder de Chávez. La simpatía que Chávez tiene entre los sectores más pobres de la sociedad venezolana se debe, más que a sus capacidades oratorias, a que simboliza un proceso de ruptura popular con un régimen bipartidasta corrupto, neoliberal y títere de los Estados Unidos. Ruptura que empezó con la sangrienta insurrección popular (“el Caracazo”) de 1989 en contra las reformas neoliberales de Carlos A. Pérez, y siguió con una sublevación militar liderada por el propio Chávez en 1992. Ruptura que se materializó con la aplastante victoria electoral del chavismo y con la Asamblea Constituyente bolivariana (1999-2000).

Venezuela ha experimentado por adelantado y más profundamente el mismo proceso que aflora por todos los países latinoamericanos: la explosión de la furia popular contra la miseria generalizada que deja el neoliberalismo; la ruptura con un tipo de régimen político que sólo tiene de democrático el nombre y con los partidos políticos burgueses tradicionales que son instrumentos dóciles de Estados Unidos. Venezuela anticipó una crisis que luego se generalizó por Ecuador, Bolivia, Perú y Argentina.

Chávez simboliza para el pueblo venezolano la búsqueda de una nueva alternativa que rompa con la herencia política y económica de la globalización neoliberal. En cierta forma, Gutiérrez en Ecuador, Lula en Brasil, Kirchner en Argentina, hasta Martín Torrijos en Panamá, reflejan un sentimiento similar. Pero como el proceso venezolano es más profundo y las masas han ocupado un papel más protagónico, alcanzando la lucha de clases niveles álgidos, el gobierno de Chávez expresa, pese a no ser socialista, un conflicto más agudo con los intereses imperialistas y con los dictados que Washington impone a su “patio trasero”.

La preocupación de quienes desde el exterior simpatizamos con el proceso de cambios protagonizado por el pueblo venezolano es cómo hacer frente a los peligros que se ciernen sobre el horizonte. No es fácil opinar desde lejos. Pero como, querámoslo o no, se trata de un proceso que nos envuelve y afecta, porque en Venezuela, país hermano, se juega el futuro de hispanomérica, estamos obligados no sólo a apoyar con la solidaridad, sino a participar del debate sobre el qué hacer. Es por esto que Lazos Rotos toma partido.

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