Carracedo advierte del daño económico que supone la alarma por los terremotos.
Indica que las últimas noticias del ITER provocaron que a Tenerife se la nombre como "Terrorife". El experto en vulcanología Juan Carlos Carracedo aseguró ayer que "se le hace un gran daño a los intereses socioeconómicos de Tenerife al alarmar a la población sobre supuestos terremotos" que a su juicio no revisten gravedad.
Carracedo consideró que las noticias alarmistas provocadas por el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) sobre la intensidad de los últimos movimientos sísmicos han hecho que a Tenerife se la conozca como "Terrorife" a pesar de que los estudios de los últimos años no han generado preocupación sobre posibles erupciones, ya que en caso de haberlas no serían explosivas.
Vulcanólogos franceses y españoles desarrollan un proyecto de investigación en el que participa Carracedo con el recorrido de galerías y la cúspide del Teide y no se han detectado anomalías.
"Son terremotos de bajísima intensidad o instrumentales aún no explicados por los únicos que tienen que explicarlos que son los que los detectaron, el Instituto Geográfico Nacional", y que a lo mejor "según expertos, no derivan de ningún fenómeno vulcanológico, y sin embargo el ITER lanza de forma reiterada informes alarmistas sin justificación alguna". Carracedo, que es profesor de la Universidad de La Laguna y ha publicado diversas investigaciones sobre la geología de las islas, ha diseñado y comisariado la exposición Volcanes en el Océano organizada por La Caixa y que recorre las Islas Canarias.
Tenerife tendrá erupciones en el futuro como las tuvo en el pasado, pero de baja intensidad, y ello no hay que descartarlo, dijo el profesor y científico, quien recordó que las últimas fueron las de Chamorra en 1798, Garachico en 1709 y la del Chinguaro en 1909, y nunca hubo víctimas humanas. Fue la de Garachico la que hizo desaparecer su muelle comercial, importante por la exportación a las Indias.
Aquella erupción volcánica rellenó la bahía de lava, lo que provocó que el comercio marítimo se desviara a Santa Cruz y ésta se erigiera como capital de la isla, recordó.
Sin embargo hubo otras erupciones históricas más fuertes en el archipiélago, como la de Fuerteventura en 1913 o la crisis sísmica de la isla de El Hierro en 1793, también sin víctimas.
La exposición es una muestra pensada para todos los públicos. En ella se reúne una serie de módulos interactivos, escenografías, maquetas y documentos audiovisuales a través de los cuales se muestran diversos aspectos de los volcanes, que han formado islas, determinado su morfología, alterado el paisaje y condicionado la convivencia humana.
Fuente: La Opinión de Tenerife
Carracedo consideró que las noticias alarmistas provocadas por el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) sobre la intensidad de los últimos movimientos sísmicos han hecho que a Tenerife se la conozca como "Terrorife" a pesar de que los estudios de los últimos años no han generado preocupación sobre posibles erupciones, ya que en caso de haberlas no serían explosivas.
Vulcanólogos franceses y españoles desarrollan un proyecto de investigación en el que participa Carracedo con el recorrido de galerías y la cúspide del Teide y no se han detectado anomalías.
"Son terremotos de bajísima intensidad o instrumentales aún no explicados por los únicos que tienen que explicarlos que son los que los detectaron, el Instituto Geográfico Nacional", y que a lo mejor "según expertos, no derivan de ningún fenómeno vulcanológico, y sin embargo el ITER lanza de forma reiterada informes alarmistas sin justificación alguna". Carracedo, que es profesor de la Universidad de La Laguna y ha publicado diversas investigaciones sobre la geología de las islas, ha diseñado y comisariado la exposición Volcanes en el Océano organizada por La Caixa y que recorre las Islas Canarias.
Tenerife tendrá erupciones en el futuro como las tuvo en el pasado, pero de baja intensidad, y ello no hay que descartarlo, dijo el profesor y científico, quien recordó que las últimas fueron las de Chamorra en 1798, Garachico en 1709 y la del Chinguaro en 1909, y nunca hubo víctimas humanas. Fue la de Garachico la que hizo desaparecer su muelle comercial, importante por la exportación a las Indias.
Aquella erupción volcánica rellenó la bahía de lava, lo que provocó que el comercio marítimo se desviara a Santa Cruz y ésta se erigiera como capital de la isla, recordó.
Sin embargo hubo otras erupciones históricas más fuertes en el archipiélago, como la de Fuerteventura en 1913 o la crisis sísmica de la isla de El Hierro en 1793, también sin víctimas.
La exposición es una muestra pensada para todos los públicos. En ella se reúne una serie de módulos interactivos, escenografías, maquetas y documentos audiovisuales a través de los cuales se muestran diversos aspectos de los volcanes, que han formado islas, determinado su morfología, alterado el paisaje y condicionado la convivencia humana.
Fuente: La Opinión de Tenerife
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