Blogia
Lazos Rotos

Un experto cree que el ´caso Atlante´ es un problema de especulación de suelo.

Sebastián Hernández es autor de un libro donde se incluye este inmueble. Una voz muy autorizada en la Villa para hablar sobre la polémica del teatro Atlante es el orotavense Sebastián Hernández, profesor del departamento de Arte, Ciudad y Patrimonio de la Universidad de Las Palmas. "Esto no es un problema de patrimonio; es una cuestión de especulación urbanística", afirmó ayer, en unas declaraciones en las que fue muy crítico con este caso. "Es curioso porque este teatro llegó a no importar a nadie y llevaba muchos años en total estado de abandono".

Sebastián Hernández cree que los análisis sobre el teatro Atlante están un tanto equivocados y que "ésta es una simple cuestión de especulación urbanística, sin más vueltas". "La economía canaria, digan lo que digan los quejicas, va bien y en La Orotava se nota. ¿Cuál es la mejor inversión, sin lugar a dudas? La tierra. ¿Cuál es el bien más limitado y, por lo tanto, más caro del Archipiélago? El suelo. De ahí que hayan florecido tantas inmobiliarias en la Villa".

Este profesor universitario natural de La Orotava piensa que de esta forma se explica que este asunto haya saltado a la palestra política. "¿Qué tanto por ciento hay de pulso político en todo esto y qué tanto por ciento de defensa del patrimonio?", se preguntó, para aclarar que "se ha politizado porque la política y la especulación urbanística van de la misma mano". "Es así y no tiene más que ir a otras Islas. Yo asesoro al Cabildo de Lanzarote y allí la situación es todavía peor".

Hernández asegura que el casco de La Orotava se ha mantenido más o menos bien conservado porque el municipio no estuvo boyante en la etapa desarrollista del franquismo, en los años sesenta. "Llega a haber la disponibilidad económica de ahora y hubiera desaparecido hasta la Casa de los Balcones, se lo aseguro. Y ahora que la cosa está bien pueden venir muchos otros casos como éste", advirtió.
Sebastián Hernández conocía muy bien el teatro Atlante, como los otros edificios simbólicos de la Villa. De hecho, lo incluyó en una publicación sobre el casco -Arquitectura en el Centro Histórico de La Orotava- que presentó al Ayuntamiento como posible catálogo oficial de edificios a proteger, dentro de los trabajos preparatorios del Plan General.

El experto cree que el teatro tenía un gran valor sentimental y etnográfico, más que arquitectónico. "Lo más significativo arquitectónicamente era la fachada. Lo demás no tenía mucho valor, la verdad. De hecho, cuando lo derribaron, en 2003, estaba en muy mal estado. Tenía aluminosis, oxidación y otros deterioros graves. Es que estaba hecho con plantas de uralita, un material de mala calidad".

El teatro Atlante estaba así porque permaneció desde su cierre en 1992 hasta su demolición en 2003 en el más absoluto olvido. "Me resulta curioso que todo el mundo pasara de él durante tanto tiempo y ahora que lo derribaron, que ya no existe, haya cobrado fama", plantea Sebastián Hernández, en cuya memoria también tiene un hueco el cine: "De joven iba al teatro, claro. Es vital en el patrimonio intangible de la Villa. Los bailes eran un acontecimiento social y hubo actuaciones culturales destacadas".

El estudio que nunca se hizo. El profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria cree que el problema arranca de cuando se dio la licencia de derribo el 27 de mayo de 2003 y los vecinos se encontraron de repente, una mañana, con que estaban tirando el Atlante: "Tenía que haberse hecho un estudio profundo y el asunto tenía que haber sido sometido al consenso de todos los grupos políticos y de la sociedad. Eso sí es democracia. El teatro podía haber reunido interés para su conservación. Pero se destruyó sin nada de eso".

Hay una petición del movimiento vecinal y político de oposición que a Hernández le resulta desafortunada: "Lo que no puede ser es que dinero público del Ayuntamiento, que ponemos todos, sea destinado a la rehabilitación del teatro o del espacio, como se ha solicitado. Quien tiene que responder es la constructora. Son las cosas del capitalismo. Unas veces ganas y otras pierdes. Y cuando pierdes y te equivocas tienes que acarrear con las consecuencias, como cuando ganas". Destaca que esta movilización ha supuesto un despertar social en el municipio. "Es bueno que se discuta y que los ciudadanos participen en las decisiones municipales".

Otras posiciones sobre el valor del teatro desaparecido.

Alcaldía. Estuvo de acuerdo en rehabilitarlo y, de hecho, el grupo de gobierno de CC votó, como el resto de partidos, a favor de destinarlo a uso sociocultural en un pleno de 2002. Pero un año después dio la licencia para su demolición porque, según el alcalde, Isaac Valencia, "las administraciones no nos ofrecieron financiación al entender que el edificio no tenía especial interés".

Cabildo. El Cabildo no pudo pronunciarse sobre el teatro pues fue derribado cuando no estaba bajo protección. De haberlo estado, sí habría tenido que actuar. La corporación sí se ha mostrado a favor de derribar cinco casas aledañas pues no tienen especial interés, así como ha aceptado el proyecto de Pejomar Orotava SL, de hacer en ese solar un edificio de viviendas y aparcamientos.

Colegio de Arquitectos. El Colegio de Arquitectos de la provincia tinerfeña emitió su conclusión en 2002, antes del derribo: no es una obra de gran relevancia arquitectónica pero sí de una gran importancia etnográfica.

Álvaro Ruiz, profesor. Este especialista en Patrimonio Histórico Artístico y profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna calificó de "atentado sin perdón" el derrumbe del teatro Atlante, un edificio de arquitectura racionalista "emblemático".

Movimiento vecinal Atlante. Colectivo responsable de la movilización que ha frenado la obra por el momento, ha pedido la reconstrucción del edificio por su importancia en la memoria colectiva de los orotavenses.

Fuente: La Opinión de Tenerife

0 comentarios