Carta abierta a los sátrapas que aprovechan su paso por la poltrona para enriquecerse.
Nos quedaremos afónicos si es preciso, pero no descansaremos de repetir que el poder fagocita a los honestos, y cuando esto sucede aparece la corrupción, los políticos corruptos. Es algo asumido por los ciudadanos, si estás en política -hay excepciones- te contagias, te conviertes en corrupto. La corrupción es algo tan habitual, que se asume en la calle como algo cotidiano, normal, como un mal menor de la democracia. En realidad, la corrupción es uno de los síntomas de la grave septicemia que invade a las instituciones.
Tampoco nos casaremos de repetir, que la sociedad debe dotarse de mecanismos que le permitan controlar, fiscalizar, revocar a los políticos corruptos, mediante un sistema que impida que estos ladrones de guantes blanco parasiten en las instituciones democráticas. Y esto sólo se puede conseguir mediante unas leyes que den menos poderes o menos capacidad de usarlos a todos los que viven y medran a costa del pueblo, que son muchos.
Estos sátrapas aprovechan su paso por la poltrona para enriquecerse, llenarse los bolsillos, para burlarse del pueblo que confió en ellos, para hacer y deshacer a su antojo amparándose en unas leyes "democráticas" que de tan rancias se han quedado putrefactas, apestan y piden una revisión.
Estos déspotas, son gente aferrada al poder, chupópteros del poder, embriagados con el poder, y lejos, muy lejos, de la realidad que se cuece día a día en la calle, que se excudan en que han sido elegidos por los ciudadanos para hacer y deshacer a su antojo, para manipular, traicionar, incumplir sus promesas, prevaricar..., pero olvidan que el ser elegidos no les da "patente de corso" para delinquir.
Democracia no sólo significa tener derecho al voto para elegir a los gobernantes cada cuatro años. Es mucho más: es la obligación permanente y sistemática de exigirles responsabilidades. Hay que evitar que nuestra política se mercantilice en la búsqueda de votos a toda costa. Los ciudadanos no sólo son votantes a los que se puede manipular con propaganda más o menos engañosa o demagógica. Necesitamos de una sociedad civil activa, bien informada y comprometida para exigir a los políticos la responsabilidad de sus actuaciones.
Si leemos la prensa nos daremos cuenta que la corrupción es un tema recurrente en ella, y que los políticos se acusan unos a otros de corruptos, y lo más llamativo es como -de cara a la galería- se muestran ofendidos y se amenazan los unos a los otros con posibles querellas para "lavar" su más que dudoso honor.
Los ciudadanos están empezando a creer que la corrupción es imparable, que los gobiernos son ingobernables y que en política la ética no tiene cabida, que la corrupción es una mafia -como los carteles de drogas- cuya única lealtad es servirse a sí misma y beneficiar a unos pocos individuos. La corrupción no distingue partidos políticos, ni personas, ni clases sociales, ni niveles educativos, ni profesiones, ni sectores demográficos.
La corrupción es uno de los mayores desafíos del mundo contemporáneo. Pero mientras la democracia sea algo que se vota cada cuatro años durante escasos cinco minutos, los parásitos, los lameculos, los pelotas, los chupópteros, los enchufados, los intocables, los engreídos se multiplicarán y florecerán a costa del sudor de los ciudadanos.
Desde Lazos Rotos le recordamos a los alcaldes y concejales -especialmente a los de Icod de los Vinos-, a sus partidos, que los municipios no son fincas privadas de nadie. No importa lo mucho que quieran a su municipio, o lo muy apegados que estén, o los muchos años que lleven trabajando, ese municipio NO ES PROPIEDAD PRIVADA de ninguna persona, de ningún partido político, de ninguna empresa particular, ni de ningún interés especial que no sea el bien común de las personas que viven en él.
Debemos combatir la corrupción, venga de donde venga, sea de quien sea, la fomente quien la fomente, se beneficie quien se beneficie. Ante la corrupción tolerancia cero.
Artículo de opinión de la redacción de Lazos Rotos.
Tampoco nos casaremos de repetir, que la sociedad debe dotarse de mecanismos que le permitan controlar, fiscalizar, revocar a los políticos corruptos, mediante un sistema que impida que estos ladrones de guantes blanco parasiten en las instituciones democráticas. Y esto sólo se puede conseguir mediante unas leyes que den menos poderes o menos capacidad de usarlos a todos los que viven y medran a costa del pueblo, que son muchos.
Estos sátrapas aprovechan su paso por la poltrona para enriquecerse, llenarse los bolsillos, para burlarse del pueblo que confió en ellos, para hacer y deshacer a su antojo amparándose en unas leyes "democráticas" que de tan rancias se han quedado putrefactas, apestan y piden una revisión.
Estos déspotas, son gente aferrada al poder, chupópteros del poder, embriagados con el poder, y lejos, muy lejos, de la realidad que se cuece día a día en la calle, que se excudan en que han sido elegidos por los ciudadanos para hacer y deshacer a su antojo, para manipular, traicionar, incumplir sus promesas, prevaricar..., pero olvidan que el ser elegidos no les da "patente de corso" para delinquir.
Democracia no sólo significa tener derecho al voto para elegir a los gobernantes cada cuatro años. Es mucho más: es la obligación permanente y sistemática de exigirles responsabilidades. Hay que evitar que nuestra política se mercantilice en la búsqueda de votos a toda costa. Los ciudadanos no sólo son votantes a los que se puede manipular con propaganda más o menos engañosa o demagógica. Necesitamos de una sociedad civil activa, bien informada y comprometida para exigir a los políticos la responsabilidad de sus actuaciones.
Si leemos la prensa nos daremos cuenta que la corrupción es un tema recurrente en ella, y que los políticos se acusan unos a otros de corruptos, y lo más llamativo es como -de cara a la galería- se muestran ofendidos y se amenazan los unos a los otros con posibles querellas para "lavar" su más que dudoso honor.
Los ciudadanos están empezando a creer que la corrupción es imparable, que los gobiernos son ingobernables y que en política la ética no tiene cabida, que la corrupción es una mafia -como los carteles de drogas- cuya única lealtad es servirse a sí misma y beneficiar a unos pocos individuos. La corrupción no distingue partidos políticos, ni personas, ni clases sociales, ni niveles educativos, ni profesiones, ni sectores demográficos.
- [...]Según Transparencia Internacional (TI) España ocupa el puesto 22 en la clasificación de países menos corruptos, uno de los peores registros de la UE. Dice que las fuentes de recursos de los ayuntamientos no están claras. La financiación de los ayuntamientos y corporaciones locales en España genera corrupción y prácticas irregulares, según denunció ayer.
[...]El secretario general de la Fundación Ortega y Gasset y miembro del comité de Transparencia Internacional España Jesús Sánchez-Lambas, apostilló que el sistema financiación de los ayuntamientos es aún preconstitucional. Las corporaciones locales tienen su estructura política y sus costes definidos, pero no está aclarado su sistema de financiación, según Sánchez-Lambas, quien añadió que es muy fácil recurrir al suelo para financiarse.
La corrupción es uno de los mayores desafíos del mundo contemporáneo. Pero mientras la democracia sea algo que se vota cada cuatro años durante escasos cinco minutos, los parásitos, los lameculos, los pelotas, los chupópteros, los enchufados, los intocables, los engreídos se multiplicarán y florecerán a costa del sudor de los ciudadanos.
Desde Lazos Rotos le recordamos a los alcaldes y concejales -especialmente a los de Icod de los Vinos-, a sus partidos, que los municipios no son fincas privadas de nadie. No importa lo mucho que quieran a su municipio, o lo muy apegados que estén, o los muchos años que lleven trabajando, ese municipio NO ES PROPIEDAD PRIVADA de ninguna persona, de ningún partido político, de ninguna empresa particular, ni de ningún interés especial que no sea el bien común de las personas que viven en él.
Debemos combatir la corrupción, venga de donde venga, sea de quien sea, la fomente quien la fomente, se beneficie quien se beneficie. Ante la corrupción tolerancia cero.
Artículo de opinión de la redacción de Lazos Rotos.
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