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Lazos Rotos

Algo está cambiando...

Desde hace algún tiempo las cosas están empezando a cambiar en Canarias y, en especial, en Tenerife. Afortunadamente la situación social está dejando de ser aquella a la que estaban acostumbrados los políticos: una sociedad pasiva, apática, que no se cuestionaba las actuaciones de sus dirigentes y si las mismas perjudicaban sus intereses; una sociedad paralizada, sin sentido crítico, aletargada, conformista con todo; una sociedad que “pasaba” de cualquier asunto social o político y a la que no se tenía en cuenta sin para pedirle el voto cada cuatro años.

Desde que tuviera lugar la multitudinaria manifestación en contra de las torres de alta tensión que Unelco y el Gobierno de Canarias pretendían pasar por los montes de Vilaflor, los cambios en esta sociedad se han hecho, si cabe, cada vez más patentes. Parece que la manifestación de Vilaflor y su espíritu han sentado un gran precedente positivo y esperanzador de que las cosas pueden ser diferentes, y ha abierto definitivamente -y para pesar de algunos- las puertas a todo un verdadero movimiento social nunca antes visto.

La gente está despertando, se está volviendo mucho más crítica, se interesa por lo que se hace en su entorno. Poco a poco está naciendo una nueva conciencia social. Cada vez se es menos indiferente. “Cada cosa se cuestiona” -como llegan a decir ya muchos políticos y algunos medios de comunicación afines que ya han perdido toda credibilidad- Si, a partir de ahora, todo se cuestiona, se analiza, se contrasta para ver si nos beneficia a todos o sólo a unos pocos, para ver si atenta contra los intereses de la gente, para ver si no hipoteca nuestro futuro, nuestro patrimonio y nuestro entorno natural.

Y es que casi todo el mundo está cansado de la manera con la que actúa la mayoría de la clase política, para la que la democracia parece reducirse a acudir a la gente solo cuando les interesa su voto. El resto del tiempo gobiernan de espaldas al pueblo, no escuchan, hacen oídos sordos como… si con los votos se les hubiera estregado un cheque en blanco con el que pueden hacer lo que les dé la gana, como si eso les diera el derecho absoluto de actuar a su conveniencia. “Ordeno y mando” (o mejor dicho ordeño y mando). No dialogan. No gobiernan para todos. No dejan lugar a la participación ciudadana y con su modo de actuar han hecho de la democracia una burda caricatura.

Pero lo que suscita aún más la indignación de los ciudadanos es ver la relación tan ambigua, difusa y poco nítida que mantienen muchos políticos con los grupos de empresarios. No se aprecia una distancia transparente y honrada entre ambos, sino que todo se difumina en un entramado de intereses mutuos. “Políticos-empresarios” y “empresarios-políticos”. Las iniciativas políticas no parecen sino amoldarse a las exigencias de unos empresarios que, sin ningún voto, parecen gobernar más que los propios políticos. Sólo se ve insistencia en sacar adelante los proyectos en los que han puesto sus intereses comunes, mientras muestran su más absoluta indiferencia por las causas sociales, medioambientales que benefician a todos.

Con estas aptitudes se evidencia aún más la separación entre los políticos y los ciudadanos y la desconfianza queda de manifiesto. Por eso hay que mirar todo con lupa y estar vigilantes.

Y es que algunos se sorprenden y ven con verdadera preocupación que los ciudadanos cuestionemos cada proyecto, que seamos cada vez más contestatarios. Tenemos derecho a opinar sobre lo que queremos para nuestra tierra, a disentir e incluso a movilizarnos para mostrar nuestro rechazo a lo que no nos parezca conveniente.

Es por eso por lo que ha surgido todo un movimiento social que aglutina a cientos de colectivos y asociaciones sociales, culturales y ecologistas, así como plataformas ciudadanas que luchan tanto por la causa común de un modelo de desarrollo económico, social y medioambiental sostenible, y por una democracia participativa como por multitud de causas particulares que también deben ser defendidas desde el mismo frente porque les asiste la razón: Asamblea por Tenerife, Coordinadora de Pueblos y Barrios de Tenerife, Toda la isla es Vilaflor, Plataforma Ciudadana contra el Radar de Anaga, Toda Canarias contra el Gas, Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN), Ben Magec-Ecologistas en Acción, Tagoror Ecologista Alternativo (TEA), Plataforma Ciudadana contra el Puerto de Granadilla, Foro Ciudadano contra la Incineración, Alternativa Popular Canaria, etc.

A ellos hay que agradecer que nos informen de lo que los gobernantes se encargan de ocultar, que defiendan nuestro patrimonio cultural, social y natural. Después, somos los ciudadanos los que libremente decidimos adherirnos y afortunadamente cada vez somos más.

Fuente: La Pardela

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