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Lazos Rotos

1º Mayo - Miles de trabajadores reclaman 'más empleo estable' en marchas por toda España.

Día intercional de los trabajadores

Juan malvive con una pensión mínima (muchos años trabajando sin contrato). Aunque procura vestirse dignamente, su ropa está ajada y casi siempre con alguna mancha. No le alcanza para comprar ropa nueva y, además, tiene que dosificar muy bien lo que gasta en electricidad y en polvos para lavar.

Antonia es diabética. Cualquier día entra en coma, porque no le da para llevar un régimen. La comida sana está lejos de su alcance, y eso no lo puede solucionar su médico de cabecera. Ella no se lo aclara, porque le da vergüenza.

Pino es una mujer joven con un hijo. Cuando la conocí hace unos años me deslumbró con su hermosa sonrisa. Ahora nunca sonríe, y ha cogido el gesto de taparse la boca. Le faltan tres dientes, pero ni de lejos tiene para arreglarse la boca.

Carmen, en cambio, tiene tres hijos. Es afortunada: tiene unas pocas casas que limpiar de las que saca unas perrillas. Así y todo, a partir de mitad de mes en su casa se desayuna, almuerza y cena leche y galletas. De marcas blancas, claro. Algunos últimos días de mes sólo se almuerza. O sólo se cena.

Manolo no lee estos artículos. No tiene para comprar el periódico y, aunque yo se lo pase, no puede ver las letras. Hace tiempo que tenía que haber comprado gafas nuevas, pero con qué.

Con la RIC se han dejado de pagar en impuestos cinco mil millones de euros (mas de ochocientos mil millones de pesetas). Con eso se podrían haber construido veinticuatro megahospitales como el Doctor Negrín. Imagínense la cantidad de hospitales comarcales, más racionales y baratos, que se podrían haber hecho.

En general, lo que podríamos hacer con la riqueza que producen los trabajadores canarios. Juan tendría ropa nueva y detergente para lavarla. Manolo leería mis artículos, o lo que quisiera. Antonia comería verduras. Los hijos de Carmen, simplemente, comerían. Y Pino volvería a deslumbrarnos a todos con su sonrisa. Ahora que nos digan que no hace falta una revolución de vez en cuando.

Fuente: El Guanche
Contacto: tsantana@tsantana.com

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