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Lazos Rotos

Demencia.

Yo juraría que los minutos de «Las cerezas» en los que Adolfo Suárez Yllana narraba la realidad síquica de su padre Adolfo Suárez, fueron auténticos, verdaderos, emocionantes, y el tratamiento que Julia Otero dio al caso, fue de una exquisitez bastante remarcable y plausible. El señor Adolfo Suárez sufre una demencia degenerativa, senil o de Alzheimer, que le ha llevado a no recordar ni que fue presidente del gobierno español.

El testimonio del hijo fue de una sencillez y verdad, que asustaba. Salía al paso en nombre de toda la familia porque empezaban a circular rumores sobre sucesos inventados. Tiene setenta y un años, y nos pasaron unas imágenes inéditas de su última aparición pública, precisamente en un mitin de su hijo cuando luchó contra Bono por la presidencia de Castilla-La Mancha, y, eran absolutamente fascinantes. El ex presidente estaba de aspecto externo, magnífico.

Con su figura de siempre, su sonrisa magnética, chistoso, amable, pero con unos papeles en la mano, empezó a perder la orientación. Y resolvió algunos momentos con un cierto humor, pero resultó que después leyó tres veces la misma hoja del discurso que él mismo había preparado. ¿Qué sucede en nuestro aparato informático central para que se pueda perder de esta manera la memoria? ¿Somos algo más que memoria? Es la demencia de desgaste, la que puede llegar simplemente por proceso normal de degeneración, mientras otras partes motrices del cuerpo o vísceras se pueden arreglar, cuando llegamos a ese lugar incierto de nuestra mismidad, del cerebro, de sus adentros, entonces todo se vuelve misterioso.

Nadie puede asegurarnos que ya estemos en el proceso de no retorno. Y, ciertamente, sobrecoge. ¿Dónde está el límite? Quién sufre este deterioro, ¿cuándo empieza a notarlo? ¿Puede despedirse del mundo inteligente reglado? ¿Dónde estamos cuando estamos en coma o nos dejamos llevar por esa ola mansa a la que llamamos demencia? Esta entrevista de Julia Otero se merece una consideración especial, porque el respeto humano que mostró estaba por encima del respeto que pueda merecer política e históricamente aquel hombre que repetía: "puedo prometer y prometo". Está bien que se vaya demostrando que se puede hablar de asuntos muy privados, con todo el respeto público.

Raimundo Fitero

Fuente: Periódico Gara - Euskal Herriko Egunkaria
Enlace: Leído en Prensa Alternativa (Icod de los Vinos)

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