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Lazos Rotos

El PP de Aquilino Polaino.

El Partido Popular ha ordenado a los suyos salir en tromba para intentar corregir la imperdonable metedura de pata de su grupo en el Senado, mayoritario, por cierto, que llamó a declarar como experto a un mamut para hablar de homosexualidad.

El individuo elegido por el PP tiene un nombre que debería haber hecho presagiar a todo el mundo lo que se le venía encima a la Cámara Alta: Aquilino Polaino. Aquilino, que es catedrático de la Complutense y psicólogo moderno, dijo que la homosexualidad es “una patología" y que quienes la padecen han tenido "un padre hostil, violento, alcohólico o distante y una madre sobreprotectora o fría y necesitada de afecto”.

No soy psicólogo y, por tanto, se me escapan los problemas que pudieron haber tenido los señores padres de Aquilino para bautizarlo con tal nombre, a sabiendas de que su unión con el primer apellido, Polaino, iba a causar la sorna que a todos nos ha producido. Porque llamarse Aquilino Polaino y considerar enfermos patológicos a los homosexuales debe ser todo uno.

En aplicación de las teorías de tan insigne experto del PP, cabría preguntarse automáticamente qué problemas de fondo habría en esas parejas de alcohólico violento y distante, sumado a madre sobreprotectora necesitada de cariño. Porque debemos entender que los homosexuales son hijos de matrimonios convencionales, heterosexuales, componentes de la familia tradicional y cierra España tan reivindicada en las calles de Madrid. A ver si vamos a tener que revisar las esencias.

Aquilino Polaino fue llamado a exponer sus tesis al Senado por invitación expresa del Partido Popular, cuyos dirigentes dicen ahora que, en realidad, lo que pretendían con la presencia de este portento de la Psicología era añadir una opinión más que enriqueciera el debate. No es verdad. Los partidos políticos invitan a personalidades y expertos para que apoyen sus propias tesis en la tramitación de leyes. Y no es precisamente el santo y seña del PP enriquecer debate alguno, muy al contrario, si pudiera se los cargaría todos.

Quienes invitaron a Aquilino Polaino –me imagino qué infancia más infernal- escucharon primero sus argumentos, le explicaron qué esperaban de él y, a continuación, lo soltaron en el Senado para que diera rienda suelta a sus profundos conocimientos sobre la materia.

Los piropos del portavoz del PP en la ponencia tras la deposición de Aquilino Polaino -¿se cambiará de nombre después de esto?- no hacen otra cosa que confirmar la satisfacción que le debió producir haber conseguido que la voz de un experto de acrisoladas virtudes avalara las tesis de la parte más rancia y ancha del partido.

Porque por mucho que Zaplana y los suyos salgan ahora a desautorizar a su propio experto, lo hacen porque ya son demasiadas cosas las que se les han ido de las manos. Y al fin y al cabo, la manifestación ya se celebró y hay instrucciones de ir corrigiendo el rumbo. En realidad, en la homosexualidad, en el Yak 42, en la guerra, en el 11-M, en el terrorismo… todos ellos siguen ejerciendo de Aquilino Polaino.

Fuente: Carlos Sosa El PP de Aquilino Polaino

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