Blogia
Lazos Rotos

¿Por qué el periódico El País odia tanto la revolución bolivariana?

En unos pocos días El País [de España] ha publicado varios artículos sobre Venezuela, plagados de odio y de mentira. Así, el periódico que se arroga más rigurosidad informativa, más solera democrática y que desde su aparición ha cultivado interesadamente una aureola de progresismo, ha asumido un papel de vanguardia en la campaña de intoxicación que el imperialismo norteamericano y la burguesía española han emprendido para confundir a la opinión pública y a los trabajadores sobre los acontecimientos de ese país y el carácter del gobierno de Hugo Chávez. El objetivo es muy claro: intentar que la población asuma como "lógico" cualquier desenlace violento contra el proceso revolucionario abierto desde 1998 en el país latinoaméricano.

Los editorialistas de El País son veteranos especialistas en mantener un buen nivel de medias verdades en su política informativa y reservar las tergiversaciones más gruesas y descaradas para los momentos realmente importantes, tratando de influir en sectores de la sociedad (fundamentalmente de la izquierda) a los que la prensa abierta y permanentemente alineada en posiciones reaccionarias (La Razón, El Mundo o el ABC) tienen una escasa capacidad de penetración.

La revolución bolivariana es uno de esos momentos decisivos, tanto para Venezuela como para América Latina y para el mundo entero. En general, las revoluciones, tienen la virtud de obligar a todos los protagonistas del escenario político a retratarse tal como son, sin aditivos ni colorantes. Los "demócratas" de El País han detectado claramente que las masas venezolanas han optado por la criminal determinación de tomar con sus manos sus propios destinos y además de elegir a un presidente, Hugo Chávez, que simboliza y encarna esa profunda aspiración de lucha contra la opresión y la injusticia social. Para esos civilizados señores de El País eso ya es demasiado. El juego se tiene que acabar. Eso ya no es democracia. Ya no hay margen para sutilezas. Hay que pasar al "plan B" en el tratamiento informativo. Las mentiras de la clase dominante se hacen más bastas y más intensas. Desde sus "profundas convicciones democráticas" esos señores no tienen ningún empacho en defender el golpismo más clásico y descarnado.

¿Exageramos? En absoluto. En un editorial del 13 de abril de 2002, un día después del golpe militar contra el gobierno de Hugo Chávez, frustrado al día siguiente por la inmensa movilización popular, El País empezaba así: "Sólo un golpe de Estado ha conseguido echar a Hugo Chávez del poder en Venezuela. La situación había alcanzado tal grado de deterioro que este caudillo errático ha recibido un empujón. El ejército, espoleado por la calle, ha puesto fin al sueño de una retórica revolución bolivariana encabezada por un ex golpista que ganó legítimamente las elecciones para convertirse desde el poder en un autócrata peligroso para su país y para el resto del mundo". La satisfacción por el golpe es evidente. La justificación del golpe es clásica: el ejército fue "espoleado por la calle" y los militares sólo actuaron como cadena de transmisión de la voluntad popular, dando un "empujón". Es el mismo lenguaje de los que justificaron el golpe contra Allende en Chile en 1973. Por supuesto se trataba de salvaguardar los intereses "del país" y "del resto del mundo", es decir, los objetivos formales de todos los militares reaccionarios habidos y por haber. En todo caso, por si a alguien le quedaba algún remordimiento de conciencia democrático El País nos tranquiliza puntualizando que Chávez también fue "un golpista", así que lo comido por lo servido.

El País, basándose en la noción general existente en la población de que los golpes militares son de derechas, trata de identificar a Chávez con Pinochet, las dictaduras latinoamericanas y el "populismo" clientelista, haciendo un batiburrillo que falta descaradamente a la verdad. Ciertamente lo normal es que las acciones militares tengan un carácter reaccionario y eso sucede porque el ejército es un instrumento al servicio de una pequeña minoría privilegiada, y la cúpula militar está ligada por numerosos vínculos con la clase dominante. Leer más[+]

Jordi Rosich

Enlace: Leer el artículo íntegro haciendo clic aquí

1 comentario

JUsticia y Libertad -

¿Qué por qué El País odia la ¿revolución? bolivariana? ¿Quizá porque odian a los dictadores que pisotean la libertad de un pueblo?