El embajador de EEUU pretende que España se implique en la política escandalosamente injerencista y neocolonial de Washington con relación a Cuba .
Peter Pan-Aguirre / Rebelión.- Las cobardías muy visibles, las ambigüedades y las contradicciones tienen estas consecuencias. La falta de claridad del gobierno español en su política internacional, la celeridad con la que compensó su retirada de Iraq con la participación en el proyecto de ocupación permanente de EEUU en Afganistán, su evidente ansiedad, casi enfermiza, de que Washington vuelva a sonreir al presidente Zapatero-delegado provincial del imperio, tienen estas consecuencias. El embajador Aguirre quiere implicar a España en la estrategia colonial prevista en el Informe de la Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre, colocar al presidente del gobierno a las órdenes del Coordinador yanqui para la transición en Cuba. ¿Responderá con dignidad Zapatero?
Aguirre dice que está dispuesto a negociar con el gobierno español alguna vía para trabajar juntos en el futuro de Cuba. Es sabido que EEUU han planificado una intervención directa en la isla a través de mecanismos de todo tipo: intensificación del bloqueo y de la presión y el chantaje económico, presión política, organización y financiación de disidencia, actuación sobre gobiernos que mantienen o incrementan sus relaciones con Cuba, determinación del sistema político, económico y social de la Cuba Libre diseñado por el Comité Powell y propiciado por el flamante Coordinador Caleb McCarry.
En la cuestión de Cuba -país con el que el Gobierno español propugna un diálogo crítico- Aguirre señaló que la política estadounidense hacia la isla está dirigida "al futuro de Cuba, no al pasado ni al presente", "Cuba lamentablemente está atascada en el 1950, no ha entrado en el siglo XXI". A juicio del Peter Pan-Aguirre: es increíble que la tiranía del comunismo aún impere en Cuba".
La aceptación por el gobierno español de la tarea sobre Cuba asignada por los EEUU, supondría, además de una ofensa al pueblo cubano y una violación gravísima de la soberanía de otros pueblos, una humillación de la propia independencia y a los propios cuidadanos.
Fuente:Leer este artículo en Rebelión
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