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Lazos Rotos

La Unión Europea presionada por los socios de Posada.

Aznar & Posada Carriles

Órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba / Granma Internacional.- Cuando en noviembre del 2000 se arresta en Panamá al terrorista internacional Luis Posada Carriles, con varios kilogramos de C-4, al punto de hacer estallar el anfiteatro de la Universidad, José María Aznar no puede ignorar que sus socios en la Miami mafiosa están detrás de esa conspiración.

Y los del Partido Popular, vinculados a esa misma mafia y orientados por la Embajada norteamericana en Madrid, siguen con la misma misión de socavar a la Revolución Cubana a fuerza de mentiras y desinformación, tanto en España como en la Unión Europea.

En esos días de noviembre del 2000, Aznar se encuentra en Panamá junto con otros jefes de Estado reunidos para asistir a la Cumbre Iberoamericana y se niega a condenar a esos terroristas. Es que ya estaba vinculado a la familia mafiosa de Jorge Mas Canosa y a la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) que le proveyó los fondos para sus campañas electorales y otros privilegios.

La conexión Miami del "Presidente de la República de España". Es bien conocida esa foto tomada en Miami durante el viaje realizado por Aznar en 1995, emocionado al lado de sus nuevas amistades: el agente de la CIA Jorge Mas Canosa, entonces jefe vitalicio de la FNCA, y José Antonio “Toñín” Llamas, miembro del Comité Ejecutivo de la organización.

Aznar y la mafia terrorista

El por entonces candidato del Partido Popular, José María Aznar, realizó allá por 1995 su gira centroamericana, en el avión del más “famoso de los gusanos” terroristas, Jorge Más Canosa.

Llamas fue identificado por el FBI, en octubre de 1997, como dueño del yate La Esperanza, capturado en esos días por la Guardia Costera norteamericana en aguas de Puerto Rico con cuatro emigrados cubanos a bordo cuando se dirigían, con fusiles calibre 50, hacia la isla venezolana de Margarita, donde el Presidente cubano hablaría en otra Cumbre Iberoamericana.

Francisco “Pepe” Hernández, entonces presidente de la FNCA desde la muerte de Mas Canosa, era dueño de uno de esos fusiles.

Uno de los cómplices de Posada en aquella conspiración terrorista de Panamá fue Guillermo Novo Sampoll, ejecutivo de esa misma organización y quien cumpliera una condena por su participación en el asesinato del ex canciller chileno, Orlando Letelier.
Ese mismo año de 1995, las autoridades cubanas habían detenido en La Habana a dos individuos residentes en Miami, Santos Armando Martínez Rueda y José Enrique Ramírez Oro, por haber colocado una carga de 1,38 kg de explosivos C-4 en un hotel de Varadero.

Ellos declararon, entonces, haber recibido instrucciones de ese mismo Guillermo Novo Sampoll que identificaron como Míster Hill, y de otro connotado terrorista e importante ejecutivo de la FNCA, Arnaldo Monzón Plasencia.

Ese año de 1995, es precisamente cuando la FNCA incrementara fuertemente su apoyo a las actividades terroristas, hasta el punto de seleccionar centros industriales y de concentración de turistas para futuras operaciones de sus mercenarios. La “Fundación” había distribuido hasta entonces a varios de sus agentes en la Isla, capturados más tarde, y equipos GPS para ubicar viviendas de dirigentes de la Revolución.

Fue en esos mismos días, de noviembre de 1995, que se reactivó públicamente el nexo político entre la FNCA y el terrorista Orlando Bosch Avila, cuando Roberto Martín Pérez Rodríguez, otro miembro eminente de la cúpula de la Fundación, con amplia trayectoria de esbirro durante la tiranía de Batista, apadrinara en Miami una exposición de cuadros de Bosch y Posada, los autores intelectuales del sabotaje contra el avión de Cubana de Aviación, en 1976, en el que murieron 73 personas.

El capo de los capos miamenses prestó su avión personal a Aznar para viajar a El Salvador y a Costa Rica, en compañía de su hijo.

En julio de 1998, Posada Carriles confiesa al The New York Times que había recibido 200 000 dólares de la mano de Jorge Mas Canosa para ejecutar acciones terroristas contra Cuba y que así se había financiado la campaña de atentados en La Habana, ocurridos en 1997, y que provocarían la muerte del joven italiano Fabio Di Celmo.

¿Y el sabotaje de Sintel?. En 1996, la gran corporación estatal española Sintel prosperaba. Contaba con 21 filiales en el mundo. Parte del agradecimiento de Aznar se manifestó con la “venta” de Sintel a la firma estadounidense MasTec International, propiedad de Jorge Mas Canosa y de su hijo, Jorge Mas Santos. Según los ex socios de Mas Santos, heredero único de su papá, éste liquidó fraudulentamente a Sintel mediante una serie de maniobras financieras y una brocheta de sociedades internacionales en paraísos fiscales y bancos de Luxemburgo, Haití, Islas Vírgenes, México, Puerto Rico, Suiza y Estados Unidos.

Sintel se declaró, finalmente, en quiebra.
La enorme estafa dejó sin empleo a varios miles de trabajadores españoles de Sintel y sus subsidiarias que se lanzaron a la calle para protestar durante meses. Un hecho que no “emocionó” a los defensores de los derechos humanos del PP. Dada la falta de respuesta del Partido Socialista ante la campaña de los herederos de Aznar contra el Embajador español en La Habana, el alto representante de la Política Exterior y la Seguridad Común de la Unión Europea, Javier Solana, fue quien tuvo que sonar la alarma al dejar claro que las embajadas “están para servir de representaciones internacionales ante el Gobierno” cubano y que sería “un poco absurdo” tener embajadas que no mantengan relación con el Gobierno frente al que están representados los embajadores. “Para eso es mejor cerrarlas y retirar a los embajadores”, reflexionó con ironía.

Faltaría añadir que Aznar, su tropa y los cómplices europeos fueron quienes llevaron de la mano a la UE en el absurdo guión de esa mala película demasiado alineada sobre los sueños miamenses de una Administración de Bush desprestigiada.

Los líderes del PP recordarán tal vez que el presidente del Comité contra la Tortura de la ONU, el catedrático español Fernando Mariño Menéndez pidió en mayo del 2004 al Gobierno español que sucediera al de Aznar en ese entonces, que aceptara recomendaciones del Relator Especial para la Tortura, presentadas en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra.

Mariño Menéndez señalaba entonces a la AFP que el comité deseaba que “prevalecieran los criterios humanitarios en el encarcelamiento” en este país donde Aznar, Oreja, Moragas y Rajoy aplicaron durante ocho años su concepto, a menudo fascistoide, de los Derechos Humanos, tanto en la represión al País Vasco como en la inmigración.

A Aznar, Moragas y Rajoy no les pasaría por la mente viajar a Bagdad a dar lecciones de derechos humanos a los torturadores de Abu Ghraib nacidos en gran parte de su apoyo indefectible y de su partido “popular” a las pretensiones imperiales.

Tampoco le vendría la idea a la Unión Europea, envenenada por Aznar y sus semejantes, señalar a Washington que la cárcel de Cuba, que sí se merece denuncias, se encuentra en la ilegal Base Naval de Guantánamo.

Allí hay 500 seres humanos secuestrados desde hace varios años sin el más mínimo derecho, víctimas de abusos y torturas."

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