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Lazos Rotos

Perro come carne de perro: Luis del Olmo muerde a Federico Jiménez Losantos.

Luis del Olmo

Medios alternativos / inSurGente.- La noticia saltó a las ondas esta mañana. El locutor Luis del Olmo, en la sección Correo sin respuesta de su progama Protagonistas, se ha dirigido a su colega Federico Jiménez Losantos, al que suele tildar de talibán de sacristía, en unos términos bastante más duros de los habituales. Le dice entre otras cosas, que sus mensajes pueden "convertir a los señores obispos en sembradores del odio, en palmeros de peligrosas antasías..." Por su interés, dejando claro que, a nuestro juicio, tanto monta, monta tanto, del Olmo como Losantos, reproducimos íntegro el texto leído hoy en Protagonistas.

    "Cualquier ciudadano tiene el derecho de estar en desacuerdo con que la Universidad Autónoma de Madrid haya investido como doctor honoris causa al veterano político y ex secretario general del PCE Santiago Carrillo.

    Unos pueden estar en desacuerdo porque consideren que en Carrillo no se dén los méritos necesarios que le hagan merecedor de esa alta distinción académica; otros pueden opinar que en la biografía de Santiago Carrillo hay historiadores que le atribuyen responsabilidad en la horrible matanza de Paracuellos del Jarama, mientras que otros historiadores mantienen que fue personalmente ajeno a aquella barbaridad; y, en fin, habrá quiénes digan que Carrillo hizo una gran contribución a la Transición española hacia la democracia y otros que mantengan que esa contribución fue poco relevante o innecesaria...

    Son asuntos de opinión que merecen, cualquiera de ellos, todos los respetos. Lo que llama la atención, sin embargo, es que desde la cadena de emisoras de la que es titular la Conferencia Episcopal Española (es decir: los supuestos predicadores de la paz, el perdón y de la fraternidad entre los seres humanos) se aproveche ese doctorado honoris causa para desenterrar el hacha de la guerra civil, el tono cainita de las dos Españas, y la crónica truculenta de unos sucesos de hace setenta años, por lo que todos los españoles ya nos hemos perdonado y hemos decidido, ¿de común acuerdo?, pasar página.

    Predicar, como predicó el vocero radiofónico de los obispos, Federico Jiménez Losantos, el pasado viernes, que -y son palabras textuales- "ametrallar a niños de 14 años con sus padres, con sus abuelos... esas son las hazañas de Santiago Carrillo"... es tan fuera de lugar que no hace más que convertir a los señores obispos en sembradores del odio, en palmeros de unas peligrosas fantasías quizá nostálgicos para ellos, y, a fin de cuentas, en todo lo contrario de lo que es una labor de paz, de caridad y de tolerancia.

    No sabemos si con éso la COPE gana oyentes o anunciantes... pero lo que pierden los obispos es dignidad.

    Y, amigos, esta no es una defensa de Santiago Carrillo. Ni una defensa ni un ataque. Esta es la crónica objetiva, real, comprobada, grabada en los archivos de la palabra reciente... la crónica de que quienes con una mano ordenan "poner la otra mejilla", con la otra parecen hacer todo lo posible para resucitar la agresividad y el odio de aquellos años en que éllos, la Iglesia, paseaban a Franco bajo palio.

    En la Conferencia Episcopal, propietaria de la COPE, ya no manda oficialmente Rouco, sino que está al frente el obispo Blázquez. Pero el discurso del pequeño talibán de sacristía sigue siendo, según me cuentan, el mismo. O, cada día que pasa, peor.

    No nos extraña que algunos obispos digan en privado que sienten vergüenza.

    Menos mal. Será que han leído el Evangelio."

1 comentario

Fermín Afonso González -

Algunos impresentables han olvidado el consenso que tanto nos costó construir durante la transición, y ahora se quejan de estos lodos. Aun así, no son meras especulaciones. Santiago Carrillo era director de seguridad de la junta de defensa de Madrid en el último trimestre de 1936 y es innegable que conocía las matanzas de Paracuellos y Torrejón. Que no diga ahora que se enteró po lo periódicos. Está demotrada su implicación en aquellos crímenes. De acuerdo con que su labor de consenso en los setenta fue magnífica, pero para ser justos, también se debe reconocer por todos su caracterización como el "carnicero de Paracuellos". La verdad es la que es, guste o no guste.