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Lazos Rotos

APC denuncia el mal estado del monumento a Secundino Delgado en Santa Cruz.

Alternativa Popular Canaria

Nació Secundino Delgado en la calle San Lucas de Santa Cruz de Tenerife, en 1867. Se marchó a Cuba muy joven, como tantos otros canarios de su época, buscando mejores condiciones de vida, que como a tantos canarios les era negada en su propia tierra, consecuencia de la referida formulación caciquil y demás fórmulas represivas imperantes.

Su lugar de nacimiento y su vida y obra justifican sobradamente el monumento que el ayuntamiento capitalino le dedica en la Plaza que lleva su mismo nombre, en el Barrio Salamanca. Lo que es inadmisible es el estado en que se encuentra dicha esfinge desde hace años y la dejadez de las personas responsables de patrimonio en Santa Cruz. Declaró Domingo Garí, portavoz de APC en Santa Cruz de Tenerife.

Secundino Delgado luchó toda su vida, esgrimiendo los ideales del progresismo y de la independencia nacional que adquirió en Cuba, por su pueblo canario con el objeto de que despertara de aquel largo letargo de injusticias que le obligaban a emigrar o a malvivir en aquella sociedad injusta y clasista en la que disponían de la renta un 3% de sus habitantes frente a la mayoría del resto.

Sin embargo, afirmó Garí, como casi siempre ocurre bajo la presión moral y fáctica, aquel independentista canario, dicen algunos historiadores que "torna su ímpetu en los últimos años de su vida para convertirse en un moderado autonomista". Desde APC no entramos a valorar negativamente a la persona que reconocemos como un progresista ejemplar de la época que le tocó vivir, por lo que insistimos en la urgente y más que justa reivindicación de la restauración del espacio y busto que le sirve de homenaje.

Su quehacer político se vio frustrado con su detención el 2 de marzo de 1902 por orden del General Weyler, conocido en Cuba como "carnicero Weyler" que dispuso su prisión en una cárcel de Madrid. Lo que aquel general, dignificado como Marqués de Tenerife, no pudo llevar a cabo desde La Habana a pesar del intento en 1896, si lo logró desde su puesto de mando en Madrid como ministro de la Guerra. Tan sólo este hecho histórico, eludiendo otras referencias a las acciones en Cuba, nos hacen reincidir en nuestra histórica solicitud de acabar con los nombres fascistas y genocidas de nuestras calles y plazas, para acercarnos a un modelo de capital dignificada por una memoria histórica de la que, muchas veces, adolecen los políticos de nuestro ayuntamiento. Apostilló el portavoz de la izquierda nacionalista.

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