Canarias, el jugoso "monocultivo" de la corrupción.
Prensa Alternativa (Icod de los Vinos) / Redacción.- Una sociedad de justicia, libertad y democracia sólo puede mantenerse si se dota de mecanismos para hacerla abierta y transparente, justa y solidaria. Y es ésta sociedad a la que aspiramos los ciudadanos canarios, una sociedad donde vivir en libertad. Una sociedad donde los representantes políticos y las instituciones públicas den muestras creíbles y demostrables de honradez e integridad, cuando hablamos de políticos nos referimos a personas concretas, con nombres y apellidos, que se erigen en los protagonistas políticos y gestores de los recursos públicos en nuestras islas.
Sin embargo, hoy en Canarias, un siniestro fantasma recorre sus tierras, sus costas y sus mares, el fantasma de la corrupción, no debemos olvidar que tanto los partidos políticos como las instituciones públicas han sido, son y seguirán siendo permeables a la corrupción que trasciende partidos, personas, fronteras ideológicas, instituciones públicas, empresas privadas...
En Canarias se necesitan políticos honorables con voluntad para promover el uso honesto de los recursos que articulen sistemas de prevención, detección y disuasión, también es responsabilidad de los ciudadanos combatir y denunciar a los corruptos, mediante la preceptiva denuncia ante los juzgados, situaciones estas que han tomado carta de naturaleza en nuestra sociedad de forma cotidiana, entre ellas: apropiación o malversación de fondos públicos, contratos onerosos al erario público o que no se hayan celebrado conforme a las leyes y los reglamentos, irregularidades en las subastas, en numerosas recalificaciones urbanísticas para favorecer intereses particulares, uso indebido de equipos y personal de las instituciones públicas para fines partidistas, conducta antiética, nepotismo, uso del dinero público en beneficio propio (viajes, facturas de teléfonos moviles...)
Todo esto se debe al déficit democrático en el que se desenvuelven los partidos políticos en Canarias. Mientras no existan leyes que obliguen a los que gobiernan a responder por sus actos y que les impidan tomar decisiones por su cuenta, esto será lo que es, pura basura, un verdadero estercolero.
Como muestra basta con leer cualquier periódico para darnos cuenta de la gravedad de este cancer social que es la corrupción, en especial de las personas se suponen deberían velar por una adiministración justa de los recursos públicos, de impartir justicia igual y al alcance de todos los ciudadanos.
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