El Óscar Domínguez: ¡Saquen a esa gente de ahí, por Dios!
Foros ciudadanos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- De toda la vida habíamos visto que cuando pretendemos obtener un determinado acabado en una estructura plana de hormigón las opciones eran dos. O se utilizaba la moldura adecuada a nuestras pretensiones -hoy en día se puede conseguir casi cualquier cosa con el plástico o con la goma- o, como segunda opción, se aplicaba un recubrimiento en forma de encalado, en las infinitas posibilidades que hoy existen también en esta materia.
Pero en Tenerife somos especiales para casi todo. De ahí que al algún iluminado/a del Cabildo de Tenerife, o del Gobierno de Canarias, se le haya ocurrido la genial idea de labrar, manualmente y con martillos eléctricos, los miles de metros cuadrados de paredes de hormigón del nuevo Instituto Óscar Domínguez, en en el mismísimo centro de la capital tinerfeña, no sólo para asombro de todo el que ha podido observar semejante barbaridad, sino para desespero de los vecinos de la zona y para un centro educativo, que se encuentra al otro lado de la calle, que lleva varios meses sin poder abrir las ventanas por el ruido que producen los martillos eléctricos.
Pero el ruido es coña marinera comparado con las consecuencias que para la salud de los trabajadores, y para el vecindario en general, puede traer consigo el tallado de una superficie tan gigantesca de hormigón. Esto no sólo representa un despilfarro de recursos injustificable, sobre todo una vez que el hormigón ha fraguado completamente, sino que representa un gravísimo riesgo para los trabajadores, que en menos de un año es prácticamente imposible que terminen semejante disparate -ya llevan al menos tres meses- por la exposición al polvo de sílice cristalino y sus efectos en el aparato respiratorio, que pueden llegar a producir enfermedades irreversibles como la Silicosis. Eso sin hablar de otros posibles componentes químicos que pueda contener ese cemento, algunos cancerígenos por inhalación.
Alguien parece haberse dado cuenta del peligro de la dispersión de estos polvos altamente peligrosos, por lo que han intentado encerrar a los trabajadores -aumentando el riesgo para ellos- bajo una malla después de un par de meses de tallar manualmente la estructura a la intemperie. Pero es absurdo, en condiciones de sequedad del ambiente y con viento esas partículas no podrán ser retenidas de ninguna manera y pondrán en riesgo, de manera injustificable, la salud de muchísima gente que vive, estudia o transita por las inmediaciones del Óscar Domínguez. Un auténtico disparate que tiene toda la pinta de ser una chapuza más, fruto de la imprevisión o del capricho de alguien.
En realidad no sabemos cuál puede se la solución menos peligrosa para tallar a mano una estructura de hormigón de esas dimensiones en el centro de una ciudad. Pero no es raro que no lo sepamos, porque difícilmente a nadie se le ha ocurrido antes, en ninguna parte del mundo, un disparate semejante.
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