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Iraq año III : ¿Un mundo más seguro?

Medios alternativos / Cuba Trabajadores Digital.- Juan Dufflar Amel. Precedidas por un intenso bombardeo de mentiras como preparación artillera, las tropas anglo-norteamericanas invadieron en marzo del 2003 la República de Iraq. Tres años después de cercenadas la independencia y la soberanía de esa nación árabe, la afirmación del presidente George W. Bush de que tras esa guerra "el mundo era más seguro", continúa siendo otra de sus patrañas.

El incremento de la violencia, la resistencia armada y el repudio al ocupante extranjero, unido al caos, la anarquía y la ingobernabilidad, muestran una realidad muy diferente a la ficción política de Bush.

Nada más trágico que el panorama de desolación y pobreza que hoy presenta Iraq, cuyos muertos se cuentan por cientos de miles, y en otros tantos los mutilados, heridos y prisioneros.

Para los centenares de torturados en Abu Ghraib o en las cárceles de la ilegal base naval norteamericana en Guantánamo no ha existido nunca esa alegada seguridad, ni tampoco para la vejada Cindy Sheehan, símbolo de las protestas pacifistas en Estados Unidos contra la guerra en Iraq.

La "libertad y la democracia", fueron implantadas en ese país con el bombardeo y destrucción de ciudades, hospitales, escuelas y centros religiosos, acompañadas del pillaje y el saqueo del milenario patrimonio cultural del país.

A pesar de todos los ensayos de pacificación y los intentos de dotar a Iraq de un "gobierno de unidad y reconciliación nacional", la nación árabe no acusa ningún progreso en la dirección de los intereses norteamericanos.

Ni el poderoso ejército de ocupación estadounidense, sobre el que ronda el Síndrome de Vietnam, ni el de sus colaboradores iraquíes, han sido capaces de detener la insurgencia.

La Administración Bush ha fracasado también en la aplicación de variantes para lograr sus fines económicos y hegemónicos en la región, todos con olor a petróleo. Sus últimos intentos apuntan a la instigación, por sus servicios de inteligencia, de una guerra civil entre las confesiones iraquíes sunitas y chiítas, para justificar la necesidad de su permanente presencia militar.

La ola de violencia desatada entre esas etnias por el atentado que destruyó la Mezquita del Imam Ali Al-Hadi, en Samarra, lugar de devoción y rezo musulmanes, sólo beneficia a la Casa Blanca, y a sus aliados en la aventura bélica, en el propósito de federalizar al país en tres regiones: kurda al norte, chiíta al sur y sunita al centro.

¿Pero son acaso Afganistán e Iraq, convulsionados por la guerra y la extrema violencia, ejemplos de un mundo más seguro?

Recientes encuestas afirman que la intervención militar estadounidense y británica en Iraq, una práctica del terrorismo de Estado, aumentó la llamada amenaza terrorista en el mundo.

El sondeo, realizado por el servicio mundial de la BBC radio, indica que la mayoría de la población de los 33 países encuestados comparten ese punto de vista, y que la de otros 20 países considera que Estados Unidos debe retirarse de Iraq.

Según las encuestas del Washington Post y la cadena ABC, el 52% de los norteamericanos estiman que Estados Unidos debe comenzar el retiro inmediato de sus tropas de Iraq, y que Bush no puede solventar esa situación bélica.

Mientras en su país aumenta la impopularidad del presidente norteamericano por el alto costo en vidas humanas y materiales en la empantanada guerra contra Iraq, miles de airados manifestantes en Afganistán, India y Paquistán, también le patentizaron su repudio durante su reciente gira asiática, con los gritos de ¡Bush go home! y otros muchos improperios subidos de tono, que evidencian que el mundo no se siente tan seguro como Bush afirma.

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