ONU versus terrorismo: Tribuna para sepultar la hipocresía.
Haroldo Romero Pérez / Trabajadores (Cuba).- A partir del próximo jueves la comunidad internacional se aboca no ya sólo a la posibilidad, sino al imperativo de levantar su voz para rectificar el torcido rumbo de la lucha mundial contra el terrorismo, hasta ahora signado por Washington; porque ese día los 191 estados miembros de las Naciones Unidas iniciarán las discusiones en torno al proyecto de estrategia de esa organización para combatir al flagelo en todo el planeta.
La propuesta, que lleva por título Unidos contra el terrorismo: recomendaciones para una estrategia global de lucha contra el terrorismo, responde al reclamo de fortalecer la coordinación internacional en pos de ese objetivo, demandado por los jefes de Estado y de Gobierno reunidos el último septiembre en la cumbre de la ONU; y fue presentada el martes pasado ante la Asamblea General por el secretario general de la entidad, Kofi Annan.
Esas recomendaciones se basan en una convicción fundamental común a todos nosotros: que el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, independientemente de quien lo cometa y de dónde y con qué propósitos, es inaceptable y nunca puede justificarse, afirmó el Secretario General en su discurso de presentación.
El empleo del terror para conseguir fines políticos, de lo cual son víctimas principales personas inocentes, es sin lugar a dudas repudiado siempre por todos los pueblos. Puede afirmarse que el terrorismo es rechazado también por la inmensa mayoría de los estados; pero no todos los gobiernos comparten las convicciones expresadas por Annan.
¿Qué significa, sino promoción al terrorismo, que la Administración de George W. Bush manipule desde hace un año el caso del connotado terrorista y antiguo empleado de la Agencia Central de Inteligencia, Luis Posada Carriles, para impedir que sea juzgado en Venezuela o en Estados Unidos por su responsabilidad en el sabotaje a la aeronave civil cubana donde murieron sus 73 ocupantes, como consta incluso en documentos ya desclasificados de agencias federales estadounidenses, entre ellas el FBI y la propia CIA? ¿Y que lo siga tratando todavía como un privilegiado indocumentado, y hasta le haya concedido el proceso donde ahora gestiona la ciudadanía del país norteño, cuando una dependencia del encumbrado Departamento de Seguridad de la Patria, la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas, ya reconoció oficialmente que por su extenso historial criminal el sujeto constituye un peligro para la comunidad y para la propia seguridad nacional de la Unión?
¿Qué representa, sino protección al terrorismo, que cinco cubanos fueran condenados en Estados Unidos a largas penas de prisión en el 2001, porque informaban a Cuba sobre los planes de elementos criminales que, como Posada Carriles, actúan también impunemente contra la Isla? ¿Y que esos luchadores antiterroristas continúen secuestrados en cárceles de aquel país, y el Gobierno estadounidense manipule el caso para prolongar el cautiverio, a pesar de que el pasado año el Grupo para Detenciones Arbitrarias de la Comisión de Derechos Humanos, de la ONU, dictaminó que el encarcelamiento es ilegal, y que la Corte de Apelaciones de Atlanta anuló el juicio y las injustas condenas impuestas?
En las venideras discusiones en Naciones Unidas sobre la estrategia presentada por Annan, Washington acudirá con un rasero que distingue como bueno y acreedor de protección el terrorismo que sirve a sus intereses; y por ello, a no dudarlo, intentará inclinar a su favor el contenido de las 32 páginas del documento propuesto. Sin embargo, no son sólo los ejemplos citados los que niegan autenticidad a la guerra mundial contra el flagelo proclamada por W. Bush; y son más de 60 (¿190?), según propia confesión del inquilino de la Casa Blanca, los países amenazados por esa campaña de conquista planetaria.
Quizás fueron estas las consideraciones que tuvo en mente, aunque no las mencionó, uno de los dos embajadores acreditados ante la ONU que presidirán los debates, cuando afirmó, según reportó la agencia española EFE, que la negociación del texto no será fácil.
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