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Lazos Rotos

Bagdad en llamas.

Bitácoras alternativas / Bagdad en Llamas*.- No es la primera en demostrar que un diario en Internet (conocido como weblog o bitácora) puede convertirse en todo un éxito editorial. La bitácora Bagdad en llamas* es la obra favorita para ganar el próximo 14 de junio el premio Samuel Johnson de no ficción que concede la BBC, de Londres. Otras weblog también se han convertido en libro, pero lo extraordinario de esta es la constancia y la altura con que mira la capital iraquí bajo el fuego norteamericano, sin enmascarar la historia con trámites literarios.

Los textos de Bagdad en llamas* han sido escritos por una iraquí de 27 años, cuya identidad se oculta misteriosamente tras el seudónimo Riverbend, como si lo hiciera tras una burka milenaria. No por miedo a los extremistas del islam, sino por terror a la represalia de los interventores norteamericanos que espían cada vocablo que circula por las redes electrónicas del país.

El diario de esta muchacha comienza con el inicio de la guerra, en el 2003, y narra en un inglés de academia la trágica cotidianidad de Bagdad, los rumores que llegan de otras poblaciones, el tejido de los acontecimientos y de los gestos que ve pasar frente a su casa. Con palabras inocentes narra la tragedia inconmensurable de un país, a veces sin tener idea de qué está pasando más allá de las explosiones y los gritos.

El testimonio de Riverbend es la prueba de que se puede estar en el centro de una guerra y no saber qué se está viviendo en la realidad. Es la evidencia de la fragilidad de la población civil, ciega a las manipulaciones y vulnerable a tecnologías de muerte que son ensayadas sin escrúpulos contra hombres, mujeres y niños. Riverbend quizás no se entere nunca de que mientras escuchaba una cancioncita de moda, cada una de sus células recibía un baño de microondas que probablemente hayan comenzado a cocinar su cuerpo y a comprometer la vida de sus descendientes.

Sin saberlo, Riverbend ha explicado con lujo de detalles los efectos de una bomba electrónica, la vedete de la tecnología de guerra probada por EE.UU. en Iraq. En abril de 2003 esta muchacha escribió: "Los canales de televisión iraquíes controlados por el gobierno de pronto dejaron de existir. La transmisión había sido mala desde que comenzó la guerra —a veces podíamos acceder al canal nítidamente, y otras veces solo era un confuso borrón de caras—. La radio oficial de Iraq no era mucho mejor. A veces parecía que estuviesen transmitiendo desde Marte. Cuando la sintonizábamos nítidamente, nada tenía sentido. A primeros de abril ya habíamos renunciado a obtener ninguna información de la televisión y teníamos que confiar plenamente en las noticias que recibíamos a través de emisoras de radio como Monte Carlo, BBC y la Voz de América. Con la VOA nunca podías decir si las noticias que daban eran reales o simplemente eran propaganda. Entre noticias, la VOA transmitía las mismas canciones una y otra vez. No puedo escuchar la canción de Celine Dion Un nuevo día ha llegado sin estremecerme, porque en mi cabeza oigo los sonidos de la guerra. Se oía: ‘Pero estaba esperándote a ti...’, y el estruendo de un avión sobrevolando... ‘Estuve esperando mucho tiempo/ Que llegase un milagro’ y el BUUM de un misil... ‘Todo el mundo me dijo que fuera fuerte...’, y el rat-tat-tat de un AK-47... Hoy en día odio esa canción".

Ella no se enteró de que el 26 de marzo de 2003 Estados Unidos reconoció que había lanzado una bomba electrónica contra la televisión iraquí. Las tropas interventoras se guardaron muy bien de comentar cuál era el efecto de aquella artillería, que expertos compararon con un gigantesco horno de microondas que en vez de cocinar a la gente reventaba los sistemas electrónicos en un radio de diez kilómetros. "Esta bomba crea un campo magnético capaz de inutilizar todo tipo de aparatos", solo dijo la CBS y nadie habló más del asunto, a pesar de que aislados observadores internacionales llamaron la atención sobre los probables efectos en la población y en los soldados que operaban aquella extraordinaria tecnología que salió de los mismos laboratorios que producen la bomba atómica.

No sé si finalmente le den a esta anónima mujer el premio de la BBC. Se lo merece por su honestidad, por la descripción descarnada y honesta, pero sobre todo por el modo sutil con que devela que los interventores no tienen grandeza ni para la maldad. Ella nos dijo, sin saberlo, que en segundos la bomba electrónica silenció al país, dejó a Bagdad a oscuras y probablemente alteró los genes de decenas de miles de personas. Todo para dar paso nada menos que a Celine Dion. Su canción también repetía machaconamente este siniestro estribillo: Donde hubo oscuridad ahora hay luz/ Donde hubo dolor ahora hay alegría.

*Este enlace es la traducción al español de la bitácora Baghdad Burning (inglés), creada y mantenida por una chica de Bagdad. Esperamos que sus descripciones de la vida diaría en Bagdad os resulten tan interesantes como a nosotros.

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