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Lazos Rotos

Pobreza, esa loca perenne.

Medios alternativos / AlmaMater.- Kalika Kofi. Nunca hubo tanta riqueza ni tantos pobres en el mundo. Pero los viejos y nuevos ricos no habrían existido ni podrían existir sin los viejos y nuevos pobres. Ambos bandos avanzan en paralelo, caminan, viajan, navegan y vuelan unos arriba y otros abajo, los ricos sobre las espaldas y a costa de los pobres.

Hoy el nexo pobreza-riqueza no es solo un dilema: es uno de los grandes escándalos morales, éticos y económicos que abruman a la sociedad.

Cualquier cercanía al tema de la pobreza y la riqueza debe de suponer penetrar esa confusa y a ratos inextricable conjunción. Mas, ¿por qué tanto ruido?, ¿por qué el estado actual de ese binomio tendría que provocar alarma, asombro o arrebato? Tal vez porque es mejor el uso de las riquezas que la posesión de ellas...

La abundancia de bienes per se no es inmoral ni odiosa. Todos los humanos tienen derecho a la riqueza. Lo verdaderamente impúdico es que, gracias a los mecanismos del Sistema vigente, algunos se apropian, ¡se roban! la fortuna de los que, al mismo tiempo, por esos propios mecanismos, son despojados de lo que les pertenece y quedan excluidos.

En el colmo de la deshonestidad, a los ladrones de guante blanco se les oye hablar de "multitudes inútiles", de gente que «ni produce valor agregado ni demanda bienes de consumo». Esa es la historia que narra la filósofa y doctora en Ciencias Políticas, la franco norteamericana Susan George, en Informe lugano, (1) la Biblia del movimiento antiglobalización neoliberal nacido en Seattle en 1999.

Un grupo de multinacionales, he aquí la síntesis, le pide a un grupo de intelectuales que haga una propuesta para salvar al capitalismo. Los intelectuales sacan sus conclusiones, hay una sola forma de preservar el Sistema: hacer desaparecer a la mitad de la humanidad, aniquilar las "multitudes inservibles".

El buen uso de la riqueza propiciaría un hipotético entendimiento entre pobres y ricos, pero corre el riesgo de estrellarse contra una actitud que, muy propia de los pudientes, solo conseguiría avivar malentendidos: el deseo de la riqueza nunca puede ser satisfecho, los que ya poseen ansían acumular cada vez más.

Se trata de un círculo vicioso. El ya tener, por un lado, y las ganas de tener más, por otro, son circunstancias que se constituyen, a su vez, en causa y efecto cada una de la otra. El hábito se convierte en vicio. El apetito exagerado de riqueza incita a buscarla a como de lugar y resiente el conjunto de las funciones mentales del "infortunado ambicioso".

Poco a poco los «amasadores» de riqueza se convencen a sí mismos de que tienen todo el derecho de acapararlas, de que su pretensión es justa, porque es el fruto de su trabajo, de su inteligencia, y de su esfuerzo, y de que "los otros" ni trabajan, ni son inteligentes, ni se esfuerzan, así que no merecen que se les encargue esa misión. En dicho círculo se afianza un complejo de superioridad: para ciertos "pejes", detentar cargos y honores se convierte en la cosa más natural del mundo.

"La Teología de la liberación –original referencia religiosa–, habla de liberar a los pobres, pero también de redimir a los ricos, de salvar a estos últimos de su egoísmo, de su manía de anteponer sus intereses a los de los demás, de librarlos del yugo del dinero". (2)

"Ningún sirviente puede estar con dos patrones: verá con malos ojos al primero y querrá al otro, o se apegará al primero y repelerá al segundo. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero". (3)

El rico suele no darse cuenta de su pobreza: es tan pobre que solo tiene dinero, y aún así sería capaz de vender a su madre con tal de seguir acumulándolo. Ahí está precisamente la entraña inhumana de la tenencia de riqueza. Si bien la extrema pobreza es deshumana, del mismo modo y con mucha frecuencia se deshumanizan los grandes potentados.

Aunque uno lo tenga todo, no son sus pertenencias las que le dan vida". (4) Engarza en oro las alas del pájaro y nunca más surcará el cielo. Quebrar el vasallaje del dinero es también salir de la miseria. Quien desee salvaguardar la humanidad, tendrá que trabajar, al mismo tiempo, en un mismo proceso, con propósitos o criterios casi unísonos, por la emancipación de los pobres y de los ricos.

Notas:

(1) George, Susan. Informe lugano, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2002.

(2) Kofi, Kalika. ’El rico de Houtart’, entrevista con el teólogo belga P. François Houtart, La Habana, 27 de octubre de 2005.

(3) Ricciardi, Ramón y Hurault, Bernardo. ’Evangelio según san Lucas 16, 13’, La Biblia Latinoamericana, LXVIII edición, Ediciones Paulinas y Verbo Divino, Madrid, 1972, p. 162.

(4) Kofi, Kalika. Ob. cit.

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