El consumidor paga cinco veces el precio inicial de los productos.
Medios alternativos / Rebelión.- El precio que paga el consumidor por una clementina es nueve veces superior al que cobra el agricultor por ella y por un filete, ocho veces su precio inicial. Así lo indica un estudio que señala que este tipo de productos se encarece una media del 420 por ciento en la cadena de intermediarios y que lo que cobró originalmente el agricultor o el ganadero sólo representa el 27 por ciento del precio final. La COAG asegura que este tipo de productos se encarecen una media del 420 por ciento en la cadena de intermediarios que los llevan hasta la mesa del consumidor y subraya que lo que cobró originalmente el agricultor o el ganadero sólo representa el 27 por ciento del precio final.
Se encarecen especialmente desde que salen del campo las clementinas, cuyo precio de venta al público es nueve veces el pagado al agricultor; la carne de ternera y de cerdo, cuyos precios se multiplican hasta llegar a los hogares por ocho y por seis, respectivamente; y el limón, que se paga a seis veces su coste.
El agricultor, el más perjudicado. Según se recoge en el Anuario Agrario de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG) que se basa en datos oficiales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), revela además que lo que cobró el agricultor o el ganadero en origen sólo representa el 13 por ciento del precio de las clementinas, el 14 por ciento del de la de ternera, el 20 por ciento del de los limones o la carne de cerdo, y el 22 por ciento del de las manzanas.
Conviene destacar, precisa COAG, que este estudio está realizado únicamente utilizando los datos de precios en origen facilitados por el MAPA, el cual trabaja con el precio de salida de almacén en origen. El precio que percibe el agricultor o ganadero es todavía menor en la mayoría de los casos.
Remarca, asimismo, que la subida del precio de venta al público de los alimentos durante el último año, que fue del 4,2 por ciento (según la rúbrica de alimentos y bebidas no alcohólicas del IPC), "no se ha trasladado al precio pagado a los agricultores por su producto, el cual continúa en niveles muy bajos".
Especulación de precios. La COAG sostiene que "la excesiva inflación (en los alimentos) es debida a agentes de la cadena comercial que no son los agricultores y los ganaderos" y denuncia que el beneficio del descenso de los precios en origen de algunos productos "no se está trasladando al consumidor y sí a otros agentes de la cadena comercial".
Para la COAG, las diferencias de precios en origen y destino y la "escasa participación del agricultor en la cadena alimentaria, determina que algunos agentes, que no son los agricultores ni los consumidores, están especulando con los precios".
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