'Repartir canarios'.
Foros ciudadanos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Hay que ver el follón que ha montado en Canarias el comentario de Javier Calvo en un periódico catalán, 'Diario ADN'. Unas pocas líneas han bastado para que se arme la de 'Dios es Cristo' en todas las tertulias y foros de internet. Tanto ha sido la cosa que hasta el diario se ha acojonado y ha retirado el artículo.
Hombre, la verdad es que el tío se ha pasado unos cuantos pueblos. Pero para los que estamos acostumbrados a digerir las editoriales del periódico 'El Día', y a tragarnos la retahíla de insultos y descalificaciones que lanza hacia todo el mundo -metros contra Unelco, Antonio Plasencia, Ambrosio Jiménez y ATI representada en la figura de Adán Martín, cuanto más grande más ruin- no nos resulta especialmente chocante leer una barbaridad más, en este caso en todo claramente irónico, sobre el asunto.
'El Día' nos manda, a los que defendemos los derechos humanos para todos, a que metamos a los negros en nuestras casas. A nuestros hermanos, de la isla de Gran Canarias, no sólo los insulta un día sí y otro también sino que quiere quitarles hasta el nombre, en busca del odio y del enfrentamiento entre canarios. Y mucho más repugnante que el artículo del tal 'Calvo' nos resultó a nosotros oír nada menos que a Pepe Moreno (director de Radio El Día) y a Joaquín Catalán (Subdirector del periódico del mismo nombre) contar el 'chiste' de los inmigrantes en antena y en directo en horario de máxima audiencia:
"Sabían que los inmigrantes que llegan con hambre entran por Las Galletas, que los que vienen con frío entran por Los Abrigos, que los que son creyentes entran por Los Cristianos y que los que son maricones se van a Las Palmas".
Hace unos cuantos meses de esto. Hoy no sólo el chiste, sino el sentimiento de pánico en la población a los negros -que lleva meses fomentando ese grupo editorial con la colaboración inestimable de una clase política no sólo indecente sino irresponsable- se extiende por la población como una repugnante y vergonzosa mancha de irracionalidad. Por eso no es de extrañar tampoco que, ante el bochornoso espectáculo de nuestros políticos intentando sacar rentabilidad electoral de una desgracia humanitaria de este calibre -con miles de muertos por medio-, algunos desde fuera empiecen a cagar también por fuera de la vasenilla. Más tarde o más temprano tenía que pasar.
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Repartir Canarios
Javier Calvo
Mi mujer y yo estamos cada vez más preocupados con los miles de africanos que llegan cada día a las Canarias. Al ver cómo la vicepresidenta del Gobierno le pedía ayuda desesperada a la presidencia de turno de la Unión Europea, sentimos una extraña disociación mental en forma de comprensión total por ambas partes. Por un lado, si yo viviera en Helsinki, me la sudaría lo que pasa en las Canarias. Por otro lado, lo de los cayucos es lo más parecido al Apocalipsis que se he visto fuera de un cine. ¿A quién apoyar? Al final, usando un mapa y una regla, vimos que estamos más cerca de Tenerife que de Finlandia. Así que nos hemos concienciado y ahora también buscamos soluciones.
Al principio pensamos en poblar las costas canarias de tiburones. Eso funcionaría como factor disuasorio, pero es cuestión de tiempo que los tiburones se comieran a algún niño canario. Construir una verja en el mar que rodeara las islas también parece buena idea, pero enseguida tuve una visión de los africanos trepando por la verja y tirando al cayuco por encima. Al final, como siempre, la solución es tan fácil que nadie la ve: hay que renunciar a la soberanía de las Canarias. Que se las queden. Problema solucionado. Así, en vez de repartirnos inmigrantes por la península nos repartimos a los canarios. Que vean que los godos somos buena gente. Yo mismo me ofrezco para alojar a un canario en casa. A condición de que planche y sepa cocinar.
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