La orgía de monseñor.
Los colectivos de gays y lesbianas están muy enfadados porque la jerarquía católica hace apología de la homofobia y quiere que el fiscal general la mande al fuego del infierno. Pero creo que algunos católicos tendrían que acudir también al fiscal para que intervenga porque lo que de verdad está cultivando la Conferencia Episcopal es un nuevo anticlericalismo que sustituya al que habíamos creído ya desfasado.
Cuanto más homófoba se muestre la jerarquía más difícil lo va a tener para explicar los malos vuelos de sotanas que se dan en su seno entre las almas célibes que, "por naturaleza o por vicio", como dice el obispo de Mondoñedo, se entregan al mariconeo en sus filas.
Y cuanto más fundamentalista, intransigente e incapaz de convivir con las leyes que nos damos todos en democracia esté la Iglesia, más esperpéntico va a resultar ese aquelarre de mitras. A la nueva inquisición hay que dejarla actuar libremente, retratándose además en su caridad cristiana y maleducada en sus modales. Otra cosa es el caso que tenga que hacer Rajoy, por ejemplo, detalle importante para que un elector sepa si cuando va a las urnas vota a Rajoy o a Rouco.
Pero, por ahora, el inductor al vicio, vicio, es el obispo de Mondoñedo que nos incita a todos al matrimonio orgía. Ha dicho esta graciosa momia mitrada que por qué en lugar de pedir el matrimonio entre dos no piden los homosexuales el matrimonio entre cuatro o cinco, o los que sea. Y no es que lo diga por crear una zapatiesta, ni porque el harén sea caro y quiera que en el pecado tenga cada cual la penitencia de su monedero. Lo debe de decir por viciosillo, porque algún sueño orgiástico habrá tenido él en las noches de invierno de Mondoñedo y debe de pensar que cuantos más en la cama más placer. Si es lo que yo digo: la gente pensando en el matrimonio, y los obispos, como siempre, en el sexo.
Fuente: Fernando G. Delgado :: La Opinión de Tenerife
Cuanto más homófoba se muestre la jerarquía más difícil lo va a tener para explicar los malos vuelos de sotanas que se dan en su seno entre las almas célibes que, "por naturaleza o por vicio", como dice el obispo de Mondoñedo, se entregan al mariconeo en sus filas.
Y cuanto más fundamentalista, intransigente e incapaz de convivir con las leyes que nos damos todos en democracia esté la Iglesia, más esperpéntico va a resultar ese aquelarre de mitras. A la nueva inquisición hay que dejarla actuar libremente, retratándose además en su caridad cristiana y maleducada en sus modales. Otra cosa es el caso que tenga que hacer Rajoy, por ejemplo, detalle importante para que un elector sepa si cuando va a las urnas vota a Rajoy o a Rouco.
Pero, por ahora, el inductor al vicio, vicio, es el obispo de Mondoñedo que nos incita a todos al matrimonio orgía. Ha dicho esta graciosa momia mitrada que por qué en lugar de pedir el matrimonio entre dos no piden los homosexuales el matrimonio entre cuatro o cinco, o los que sea. Y no es que lo diga por crear una zapatiesta, ni porque el harén sea caro y quiera que en el pecado tenga cada cual la penitencia de su monedero. Lo debe de decir por viciosillo, porque algún sueño orgiástico habrá tenido él en las noches de invierno de Mondoñedo y debe de pensar que cuantos más en la cama más placer. Si es lo que yo digo: la gente pensando en el matrimonio, y los obispos, como siempre, en el sexo.
Fuente: Fernando G. Delgado :: La Opinión de Tenerife
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