El Gobierno propone sacar la clase de Religión del horario obligatorio.
El borrador de la futura ley prevé que esta enseñanza no tenga ninguna alternativa. Cambio de rumbo a la hora de impartir la materia de Religión en la escuela.
El Ministerio de Educación y Ciencias trabaja en un documento sobre la nueva normativa que sustituirá a la ley de calidad (LOCE), y que someterá a debate en las próximas semanas, en el que se propone que la clase de Religión no tenga alternativa durante la etapa escolar obligatoria y, por tanto, sólo sea evaluable para aquellos que la elijan como optativa.
Lo cuenta Antonio Yagüe en El Periódico. Además, proyecta que esta materia se imparta dentro de la escuela, pero fuera del horario lectivo común u obligatorio. La propuesta conlleva un giro de 180 grados respecto a lo propugnado por la LOCE, paralizada por el PSOE al llegar al Gobierno, que preveía la creación de un área denominada Sociedad, Cultura y Religión. En ella se incluía una asignatura no confesional obligatoria, con un currículo muy similar al que fijan los obispos, que tenían que cursar todos aquellos que no optaran por las enseñanzas del catolicismo. Ambas serían evaluables y computables a efectos académicos, como repetir curso o acceder a becas.
Fuente: El Periódico
El Ministerio de Educación y Ciencias trabaja en un documento sobre la nueva normativa que sustituirá a la ley de calidad (LOCE), y que someterá a debate en las próximas semanas, en el que se propone que la clase de Religión no tenga alternativa durante la etapa escolar obligatoria y, por tanto, sólo sea evaluable para aquellos que la elijan como optativa.
Lo cuenta Antonio Yagüe en El Periódico. Además, proyecta que esta materia se imparta dentro de la escuela, pero fuera del horario lectivo común u obligatorio. La propuesta conlleva un giro de 180 grados respecto a lo propugnado por la LOCE, paralizada por el PSOE al llegar al Gobierno, que preveía la creación de un área denominada Sociedad, Cultura y Religión. En ella se incluía una asignatura no confesional obligatoria, con un currículo muy similar al que fijan los obispos, que tenían que cursar todos aquellos que no optaran por las enseñanzas del catolicismo. Ambas serían evaluables y computables a efectos académicos, como repetir curso o acceder a becas.
Fuente: El Periódico
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