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Lazos Rotos

Zapatero se salta la cola del Club de Campo por sus niñas.

¿Cuál es la extraña razón por la que algunos políticos, cuando alcanzan determinadas cotas de poder, echan mano de sus influencias sin reparos? Será un asunto a estudiar por sociólogos, pero lo cierto es que siendo algo habitual en muchos gobiernos, tampoco el talentoso presidente José Luis Rodríguez Zapatero se ha librado de ese extraño influjo. El problema es que, con alguna frecuencia, esta actitud lleva a un uso indebido del puesto.

El caso del jefe del Ejecutivo, según ha podido saber Garganta Profunda, se resume en que Zapatero quiere a su familia por encima de todo. Tal es así que no tuvo el menor reparo en atender a las peticiones de sus pequeñas, deseosas de practicar patinaje. "Es urgente hacer algo al respecto", debió decir el presidente. Dicho y hecho, faltaría más. Esas dos niñas, capaces de distinguir a su corta edad entre los buenos –los amigos de su papᖠy los malos --los amigos del barbudo Rajoy--, debían tener su tiempo de esparcimiento. De inmediato se hizo la luz. Ya que él y su señora, Sonsoles Espinosa, eran socios del Club de Campo de la Villa de Madrid antes de llegar a La Moncloa, ahora no habría problema para que Laura y Alba disfrutasen de uno de los complejos deportivos más importantes de Europa y quizás del mundo.

Y así fue, no lo hubo. Las oportunas llamadas realizadas desde el complejo monclovita –Algún mal intencionado dice, incluso, que a un solicito Alberto Ruiz Gallardón-- hicieron que, por arte de magia, las niñas se saltarán la lista de espera de varios años y fueran acogidas con los brazos abiertos en el selecto club. Poco importa que la impronta presidencial haya causado la irritación y la indignación de un buen número de madres. Al fin y al cabo, sus retoños patinan aunque no se las pueda retratar, y eso es lo importante. En fin, que el poder tiene también sus efectos en la moralista izquierda y hay quien no puede resistirse a ellos: en este caso saltarse la cola. Ya lo dijo el ilustre visitante habitual de La Moncloa, Felipe González: "Ser socialista no significa ser imbécil". ¡Y qué razón llevaba! Es que son como niños.

Fuente El Semanal Digital

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