Carta abierta de un socialista a los políticos. En particular a los de Icod de los Vinos.
Han pasado 27 años desde el alumbramiento de la Constitución Española de 1978. En estos años, miles de niños han nacido en nuestro país, han crecido y se han iniciado en lo que teóricamente debería ser una sociedad democrática, igualitaria, laica, donde se respeta la diferencia, la libertad de expresión, de reunión, donde no se discrimina por razón de sexo, raza o credo... Sin embargo, los políticos han utilizado al Estado de Derecho para medrar, convirtiendo la política en un medio de vida, en un arte repugnante.
Gran razón tenían los clásicos marxistas al afirmar que el poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra. Es triste que nuestro municipio esté bajo las riendas de los políticos y no de la verdadera voluntad del pueblo. Y no diga que exagero. Usted señor político, mejor que nadie, sabe lo ridícula que ha sido su aportación al beneficio de nuestro municipio. Gracias a usted, señor político, conocemos ahora lo que es la hipocresía, lo que significa tener un municipio empobrecido, donde no se respeta el medio ambiente, donde es vox populi las políticas de favoritismo, amiguísmo, donde abunda el voto cautivo, donde se desoye a los ciudadanos, donde se despilfarra y malgasta el dinero público.
¡Bravo, señor político! Aplaudo su amplia capacidad para engañar al pueblo de Icod y su frialdad ante las protestas vecinales. Al comenzar su carrera política usted no tenía nada, excepto un deseo de aprovechar la plataforma de un partido para hacer de sus sueños una realidad.
De pronto, cuando usted menos lo imaginaba, se vio sentado en una poltrona, con la responsabilidad de responder a las necesidades de miles de ciudadanos seducidos por sus falsos ofrecimientos, pero su falta de capacidad lo delata inmediatamente al dejar proyectos irrealizados, deudas por doquier y promesas incumplidas. No me cabe la menor duda, señor político, de que la tarea que usted realiza puede resumirse en tres cosas: prepotencia, indiferencia y demagogia.
Señor político, por favor deje de pensar en las próximas elecciones, de alimentarse cada día con la hipócrita adulación de sus vasallos y preocúpese aunque sólo sea un poco, por lograr el bien común que tanto ha prometido a los ciudadanos. Señor político, por lo que más quiera, deje de ser un político. Y conviértase en un ciudadano.
Artículo de opinión de nuestro colaborador Socialista Icodense.
Gran razón tenían los clásicos marxistas al afirmar que el poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra. Es triste que nuestro municipio esté bajo las riendas de los políticos y no de la verdadera voluntad del pueblo. Y no diga que exagero. Usted señor político, mejor que nadie, sabe lo ridícula que ha sido su aportación al beneficio de nuestro municipio. Gracias a usted, señor político, conocemos ahora lo que es la hipocresía, lo que significa tener un municipio empobrecido, donde no se respeta el medio ambiente, donde es vox populi las políticas de favoritismo, amiguísmo, donde abunda el voto cautivo, donde se desoye a los ciudadanos, donde se despilfarra y malgasta el dinero público.
¡Bravo, señor político! Aplaudo su amplia capacidad para engañar al pueblo de Icod y su frialdad ante las protestas vecinales. Al comenzar su carrera política usted no tenía nada, excepto un deseo de aprovechar la plataforma de un partido para hacer de sus sueños una realidad.
De pronto, cuando usted menos lo imaginaba, se vio sentado en una poltrona, con la responsabilidad de responder a las necesidades de miles de ciudadanos seducidos por sus falsos ofrecimientos, pero su falta de capacidad lo delata inmediatamente al dejar proyectos irrealizados, deudas por doquier y promesas incumplidas. No me cabe la menor duda, señor político, de que la tarea que usted realiza puede resumirse en tres cosas: prepotencia, indiferencia y demagogia.
Señor político, por favor deje de pensar en las próximas elecciones, de alimentarse cada día con la hipócrita adulación de sus vasallos y preocúpese aunque sólo sea un poco, por lograr el bien común que tanto ha prometido a los ciudadanos. Señor político, por lo que más quiera, deje de ser un político. Y conviértase en un ciudadano.
Artículo de opinión de nuestro colaborador Socialista Icodense.
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