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Lazos Rotos

De qué nos vale Europa.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los canarios no sólo somos los que menos ganamos sino que, encima, somos también los trabajadores por los que las empresas pagan menos prestaciones sociales. O sea, vamos de baratos por la vida, cosa que contrasta con los tremendos negocios muchimillonarios que se hacen en nuestras narices. No se corresponde, pues, el nivel salarial medio con los movimientos de dinero que, en ocasiones, trascienden a los medios informativos porque hay transacciones que no pueden aguantar el anonimato. Si algo agradezco al euro es que redujera a dígitos abarcables cifras que en pesetas se me salían del casillero de mis entendederas.

Así las cosas, me pregunto de qué Constitución europea hablan los mandarines. No porque no vea la conveniencia de una Europa unida y solidaria sino porque pienso que, a nosotros sólo nos llega la pura retórica. No veo que haya servido la UE más que para propiciar grandes negocios de una minoría que no se han traducido en mejoras para la mayoría. No se entiende, o se entiende demasiado, que Canarias mantenga bajos niveles salariales y de cobertura social al tiempo que se asegura, orgullosamente, que tenemos unos niveles de riqueza y desarrollo superiores a otras regiones de la propia comunidad, paradójicamente con mejores sueldos y prestaciones.

Será cosa, digo yo, de los macroíndices. Esos que operan el milagro de que los equis miles de millones que se embolsa un señor sean atribuidos, estadísticamente of course, al resto del personal; que suele creérselo, qué cosa, a pesar del desmentido de la nevera cuasi vacía a partir del 20 de cada mes.

Canarias, qué honor, aparece citada en el texto constitucional europeo. Los gilipollas, con perdón, que tal aducen olvidan que ya lo está en la española sin mayor trascendencia práctica. También nos citaron los clásicos griegos y aquí estamos. En cualquier caso, sólo veo a los políticos canarios apelar a esa circunstancia para asegurarse de que la RIC seguirá ahí, que no falte el REA y que no disminuyan las ayudas para esto, lo otro y lo de más allá. Son los temas que interesan a las empresas y los que vienen bien a los políticos por cuanto distribuir dineros europeos es instrumento de poder.

No salen de ahí y encima apelan a las especialidades canarias obviando lo fundamental: desde las exenciones de pechos y alcabalas a raíz de la Conquista hasta el decreto de puertos francos de 1852, la preocupación fue siempre garantizar el adecuado poblamiento de las Islas y favorecer el comercio y el consumo. En definitiva, hacer vivibles estas Islas por encima de las limitaciones geográficas. De ahí proceden las peculiaridades. Todo un acervo histórico pervertido para convertirlo en coartada de ventajismos empresariales, los únicos que desde Canarias se promueven en las instancias europeas.

No sólo son nuestros sueldos los más bajos sino que enterraron con la UE la posibilidad de importar libremente productos más baratos, mientras convertían en activos empresariales las ayudas y subvenciones destinadas a evitar posibles efectos negativos de la eliminación de las libertades comerciales.

Quizá sea éste el punto que mejor revela la entraña íntima no sólo de la UE sino del Gobierno canario. Si la Constitución europea va de consolidación del neoliberalismo, los mandarines canarios aspiran a convertir el Gobierno autónomo en el departamento que asegure los grandes negocios. Si no, ¿puede decirme alguien de a pie de qué le ha servido la RIC o en qué le ha abaratado su existencia el REA? ¿Acaso ignoramos de qué forma esos mecanismos han enriquecido a unos pocos? ¿Recuerda alguien que el Gobierno fuera a Bruselas a defender a los consumidores, objetivo último de cualquier política económica?

Uno, lo admito, es europeísta convencido ma non troppo, es decir, sin renegar de la raíz africana. Y mucho menos del lugar que ocupan las Islas en el mapa, lo que las hace por encima de todo atlánticas. Nuestra verdadera dimensión a la que se ha renunciado con el rollo de la ultraperificidad. Ignorantes.

Fuente: José A. Alemán :: Canarias Ahora

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