Blogia
Lazos Rotos

Nuestra hucha, despilfarros y angustias.

Nuestra hucha, despilfarros y angustias. Todos sabemos que en nuestra Autonomía Canaria hay huchas para ahorrar, que se despilfarran los ahorros y un alto porcentaje de personas pasa angustias por carencia de algún dinero y comida y que vive en extrema pobreza. Pero nosotros, como ciudadanos y miembros directos en primer grado de nuestra empresa, la Autonomía Canaria, cada uno debería conocer el destino del capital acumulado; tanto por nuestros impuestos directos e indirectos, como por las subvenciones que nos da la UE para nuestro desarrollo (5.652 millones desde 1989) y por las aportaciones nacionales (3.002 millones en el mismo periodo: casi la mitad).

Actualmente hemos tenido muchas nuevas obras terminadas –algunas superfluas- y muchísimas comenzadas, por las que siempre tendremos a cada una de las islas patas arriba posiblemente por los siglos de los siglos hasta que se terminen. De los despilfarros existentes, ya muchos medios de comunicación nos comienzan a informar con más asiduidad, tanto de fraudes habidos y de otros supuestos, que sólo conocen sus autores, que se han domiciliado sobre las nubes para no ser detectados. Pero todavía no tenemos a nuestra disposición un listín, que nos dé una idea, de las retribuciones brutas y gastos colaterales que se han atribuido para sí mismos nuestros gerentes, y directos mandatarios políticos y sindicalistas; que supone un tercio del presupuesto anual de la Comunidad.

Por ello no estaría mal que la prensa se atreviera a publicar el listado de nóminas y demás retribuciones de cada uno de ellos –citando a las personas- por pueblos e islas, desde los concejales a los alcaldes, desde diputados a presidentes, así del gobierno como de cabildos, de partidos políticos y de sindicatos, a quienes llega todo este capital. Junto a esta relación, también la prensa podría publicar cuántos canarios –no turistas- están en edad laboral y cuántos de ellos trabajan o están en el paro, la media de ingresos de los unos y de los otros, así como de cuántas personas se compone una familia canaria. De los parados que no reciben subvención alguna, del número de ancianos amparados y los desamparados, y el porcentaje de familias que viven en extrema pobreza.

Ya se ha publicado que la cultura de los canarios está en la cola de España y de la UE, y no menos en la renta per cápita, dado que nuestra extrema pobreza ocupa el segundo lugar de España y por tanto de Europa Tenemos que saber con qué dinero contamos para sobrevivir y para educarnos. (Reitero, sin incluir a los turistas y otros extranjeros). Ahora, por el referéndum para la Constitución Europea nos estamos enterando de que la UE nos considera como una región ultraperiférica, y así se ha venido comportando para el desarrollo de Canarias; mientras que para los nacionales, por sus aportaciones, hemos parecido una autonomía más, hasta la fecha.

Por ello insisto que nosotros, como canarios y miembros accionistas de nuestra empresa “Autonomía Canaria” S.A., que tenemos nuestras obligaciones y también nos asiste nuestro derecho de conocer detalladamente el destino de nuestros dineros, así como los administradores de la Autonomía están obligados de mantenernos bien informados de cuanto dinero se destina a nuestras necesidades para subdesarrollo; cuánto para obras de lujo, adorno o superfluas –que no conducen aún a ninguna parte-, y cuánto, como humanos, se convierte en humo. Deberemos exigir a nuestros dirigentes que nos den cristalina y transparentemente todas estas informaciones. Si estos gobernantes fueran incapaces de esta administración y de dar cuenta, que contraten a personas o a empresas técnicas y especializadas que sepan hacerlo, y de tal modo las cuentas sean conocidas en todo momento por cada ciudadano, sea éste capitalista o científico o mendigo, que también contribuye a nuestras arcas al tomar un vaso de agua o de vino.

Y, lo más primordial, que individualmente o por asociaciones, nos “aprendamos el camino de casa al juzgado”, o a la comisaría, o hasta la Oficina del Consumidor, o hasta el Diputado del Común o el Defensor del Pueblo. Preferible esta molestia y aportación a la comunidad a quedarnos parados, marujeando y quejándonos en las esquinas.

Fuente: Domingo A. Rodríguez Luis :: Canarias Ahora

0 comentarios