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Lazos Rotos

Falta de atención a los discapacitados.

A continuación reproducimos el artículo de opinión de una madre que vive diariamente la falta de sensibilidad de la sociedad, ante las personas con algún tipo de minusvalías, empezando por las administraciones públicas, de los políticos, los legisladores, su hipocresía raya lo delictivo. Que bien quedan las palabras que "vomitan" estos mismos políticos cuando ante las camaras de televisión, la prensa... demagogicamente dicen sentirse sensibilizados ante los ingentes problemas de todas aquellas personas que padecen algún tipo de minusvalías.

El artículo ha sido publicado en el periódico digital Canarias Ahora y nosotros lo reproducimos integramente:

Falta de atención a los discapacitados.

Mando la siguiente misiva para, de alguna manera, manifestar mi intranquilidad como madre de una ciudadana de esta capital con minusvalía del 100%. A consecuencia de un virus, mi hija quedó incapacitada en silla de ruedas. A partir de entonces (hace doce años ya), la ciudad es inhóspita y peligrosa para ella. Por la calle, los pequeños rebajes de las aceras para uso de sillita de ruedas, siempre están ocupados por automóviles. También el ámbito doméstico es peligroso, pues una simple caída puede tener consecuencias deprimentes para ella y para mí.

Hace un par de semanas, lo que parecía ser un pequeño incidente casero nos amargó el fin de semana. Mi hija se cayó dentro de casa estando las dos solas. Lo más inmediato, lógicamente, fue llamar al 112 para que alguien acudiera en mi ayuda y poder levantarla del suelo para acostarla en la cama de nuevo. Allí me preguntaron:

- ¿Señora su hija está herida?

Conteste que no y la repuesta que recibí fue que llamara a Cruz Roja. Así lo hice y allí un señor me comunicó que no había unidades.

Eran las dos de la tarde, volví a llamar al 112 y, algo molestos, me dijeron que si mi hija no tenía heridas, el caso no era de su competencia. Les comenté que yo llevaba el brazo en cabestrillo por una tendinitis y me era imposible subirla yo sola. Después de mucho insistir, dijeron que mandarían a alguien. Yo no quería una ambulancia, quería alguien para incorporar a mi hija del suelo y acostarla en cama ya que estaba muy resfriada. Nos dieron casi las cuatro de la tarde esperando, sin comer y tiradas en el suelo las dos: ella apoyada en un mueble y yo sosteniéndola como podía, para que no se resbalara más y se golpeara.

Cansada ya de tanto oírla llorar asustada, la acomodé con cojines y salí gritando a la ventana de la zona en donde vivimos. Los sábados no está muy transitada, pero un señor muy mayor ya el pobre subió a casa medio protestando, y entre este viandante y yo como pude con mi brazo, hicimos una hazaña, como subir al Naranjo de Bulnes. Esto ocurre a un año del famoso año de los derechos de los discapacitados del que tanta propaganda se hizo.

Era una hora normal, las dos del mediodía de un sábado. ¿A dónde acudo la próxima vez que mi hija tenga una caída fortuita? Desgraciadamente ocurren más a menudo de lo que sería de desear.

La pena es que la que paga la incompetencia y la mala suerte de estar discapacitada es ella. Estuvo aterrorizada tirada en el suelo llorando dos largas horas, y yo como madre lo veo injusto, ya que pagamos nuestros impuestos como cada hijo de vecino de esta ciudad. Si no existe un número de emergencias para casos así. ¿Dónde están los adelantos técnicos y los derechos de los minusválidos? Por favor si alguien, tiene conocimiento de "Qué hacer en un caso así" le agradecería que hiciera una sugerencia por este mismo medio.

Ya no hablo en nombre de mi hija solamente sino en nombre de todos esos discapacitados y ciudadanos ancianos o enfermos y sin familia que viven solos y están con los mismos problemas. Es de justicia.

Fuente: Pilar Vallas Suárez :: Canarias Ahora

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