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Lazos Rotos

La clase política se ha convertido en motivo de alarma social por sus continuos escándalos.

Sabemos que decir públicamente que el único político honesto es aquel que se define a sí mismo como estreñido mental, embaucador, farsante, fullero, mentiroso, vendido, tramposo, incorrecto y falso, puede resultar “políticamente incorrecto" aunque lo que aquí afirmamos claramente, sin subterfugios, sea del dominio público y nadie se atreva a decirlo abiertamente.

La clase política se ha convertido en motivo de alarma social por sus continuos escándalos, numerosas corruptelas, abusos de poder, su mimetismo con el poder económico, por su dominio y manipulación de los medios de (des)información...

En los municipios a los gobernantes municipales –concejales y alcalde- se les llena la boca cuando hablan y defienden su gestión partidista, pero no se preocupan en resolver los verdaderos problemas de los vecinos. Al contrario, con sus luchas intestinas y las escaramuzas con los partidos de la oposición, olvidan para lo que fueron elegidos.

La política pervierte al ciudadano, cuando éste es elegido y se sienta por primera vez en su poltrona, mira a los demás por encima del hombro, se convierte en inalcanzable, inaccesible, egocéntrico y por norma general se convierte en un autentico mentecato. Seguro, amigo lector, que sabe a que nos referimos.

La democracia sólo es una caricatura de lo que debería representar, el gobierno del pueblo para el pueblo. Sin embargo los políticos se han afanado, preocupado en desnaturalizar su verdadero significado y contenido, para ellos sólo significa la posibilidad de vivir como los poderosos, olvidándose de donde vienen, quien los eligió y para qué.

La democracia se encuentra gravemente enferma, a punto de sucumbir y perecer ante los numerosos ataques que sufre por parte de esta canallesca clase política. Estos politicastros del tres al cuarto se creen muy poderosos despreciando el mandato de los ciudadanos que los eligió, gobernando como si el municipio fuera de su propiedad.

Cuando un partido alcanza el poder y lo mantiene por un largo periodo de tiempo, llega a crear una superestructura de clientelismo –amiguismo, enchufismo, adulación, indiferencia, miedo...- que los hace prácticamente inamovibles, colocando a sus acólitos y asegurarse puesto a puesto obligadas fidelidades.

Redacción de Lazos Rotos"

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