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Lazos Rotos

¿Dónde está Dios?

"Si Dios existe tiene que ser un dios malévolo pues el mundo está lleno de injusticias y si no es malévolo simplemente es que no existe". Epìcuro.

Debe esconderse, digo yo, porque mira que andan las cosas revueltas aquí abajo y, oye, ni una señal. Algunos esperan su vuelta y él a lo suyo, 2000 años en el paro ¡menudo invento! No se me había ocurrido pero, ahora, estoy segura que eso del paro es obra suya. Será que se ocupa de eso y, claro, con tanto paro en el mundo el tiempo no da para más.

Pues, como todo lo ves, voy a ponerte al día, hombre, de lo que aquí acontece pues igual estás esperando esta misiva, nunca se sabe, y en base a ella te pones las pilas. Que sean alcalinas.

El mundo está patas arriba, muchos niños se mueren de hambre, de sed, de enfermedad, ¿para qué has permitido que nazcan? Los políticos, entretanto, llenan sus arcas, son ambiciosos, estafadores, sobornables y, además, hacen con el poder lo que les viene en gana ¿les has dado carta blanca en estos asuntos? O ¿llevas comisión?

Hay guerras, muchas guerras, y en éstas mueren inocentes. La vida no les permite crecer, ni desarrollarse, ni disfrutar de una estancia aquí abajo mínimamente digna. Las guerras las genera la ambición y el egoísmo de algunos que, para vivir satisfechos, desean aniquilar al resto, poseer sus tierras, explotar sus riquezas y administrar la mayor parte del pastel ¿a quién culpamos, a la avaricia de los hombres o a ti por haberlos hecho avariciosos?
Muchos de tus representantes aquí abajo no funcionan, no son eficientes; tendrás que inventar otra historia. Han permitido el robo, la estafa, el dolor, la enfermedad y la miseria y humillación de muchos hombres y de muchos pueblos.

Andan ocupados en lo suyo, asegurando su bienestar, no vaya a ser que tras esta vida no haya más que una placita en cualquier cementerio y allí se pudran sus bien alimentadas carnes.

Claro que si no das señales, ya se sabe, la duda va ganando terreno y puedes perder las elecciones. Y es que, reconócelo, hay que tener fe, mucha fe, para seguir creyendo en tu justicia, en tu bondad y en tu existencia.
O puede que la vida sea como la enseñanza a distancia, uno va haciendo cosas y tú vas calificando.

Pero la cosa tiene sus deficiencias y es que no sabemos la nota y así no vamos a ninguna parte, no sabemos si avanzamos o si hemos de presentarnos a la recuperación. Hombre, puedo pensar, que tus emisarios pueden aconsejarme en estos asuntos pero es que, ya te dije, no me merecen confianza, se han colocado al lado del poder, han tolerado las guerras, han mirado hacia otro lado según les ha convenido y, siendo un poco cotilla, también te diré que algunos, o muchos, han abusado de la inocencia de sus alumnos ¡como lo oyes! Abusando sexualmente, digo, entre otros abusos. ¿Les has castigado?

Así que ya ves, manga por hombro. Se necesita una intervención rápida, no debes esperar más porque luego, ya se sabe, cuando las cosas se han ido de las manos ni tú vas a poder arreglarlo.

O quizá Epìcuro esté acertado, y es que te diviertes, a lo grande, mirando cómo la gente se mata, cómo algunos torturan, cómo los niños míseros, doloridos y violados todos sus derechos, levantan la vista hacia ti esperando un poco de alivio en su intenso dolor. Entretanto tú permaneces sordo, ciego y loco. Porque sólo un loco puede permitir semejantes locuras.

Lo dicho, la fe ciega mueve montañas y yo no acabo de comprender tanta paciencia y como no acabo de comprender preveo a tus seguidores revolucionándose, y entonces perderás el poder, y si lo pierdes gana el adversario, o sea Satán. Cosas más difíciles ocurrieron. No creo que lo hiciera peor.

Por Raquel Buznego :: Psicóloga

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