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¿Puedes vivir una semana sin Coca-Cola?

Concertación de movimiento mundial contra el imperio

Diversas organizaciones sociales convocaron del 10 al 16 de abril a la Semana de Acción Global, para alertar sobre los efectos negativos que tienen las políticas económicas cuando son diseñadas para beneficiar a los sectores más poderosos, especialmente las transnacionales. El ejemplo más gráfico son las fuertes presiones que el gobierno de la India está recibiendo para que deje de fabricar los medicamentos genéricos, cuyo precio reducido permite salvar la vida de millones de personas. Situaciones como ésta, que muchas veces desconocemos, buscan ser difundidas a través de la Semana de Acción Global.

En el Perú, a veces podríamos pensar que el impacto de la globalización económica y las transnacionales es reducido. Es verdad que los McDonald`s y Blockbusters se concentran sólo en Lima y que empresas muy exitosas en otros países (Taco Bell, Yogen Fruz, Subway, helados Bresler), han fracasado acá rotundamente. Sin embargo, si recordamos en las políticas económicas que el gobierno de Fujimori llevó a cabo en los años noventa, podemos apreciar los beneficios que obtenían determinados sectores empresariales, en detrimento de la mayoría de la población.

Mientras de una parte se flexibilizaban los derechos laborales, generando más precariedad para los trabajadores, de otra se establecía una normatividad para asegurar cuantiosas ganancias a las AFPs. Mientras se recortaba el financiamiento de los hospitales públicos, señalándose que debían cubrir sus gastos cobrando a los pacientes, se reformó el Código de Medio Ambiente y Recursos Naturales hasta desnaturalizarlo (suena paradójico, pero esto fue lo que le hicieron al pobre Código), haciendo más difícil la prevención y el control de la contaminación. Mientras a los jubilados se les interpuso una serie de trabas ante la ONP para que no puedan cobrar sus pensiones, grandes empresas han recibido notables beneficios, como los convenios de estabilidad tributaria.

Lamentablemente, estas políticas han sido mantenidas por el gobierno de Toledo, lo cual explica el desencanto de los peruanos, especialmente los más pobres, hacia una democracia cuyo único beneficio parecen ser los patéticos espectáculos que brindan los políticos en los medios de comunicación. La única excepción, que debe destacarse, es la Ley de Regalías Mineras, recientemente respaldada por el Tribunal Constitucional.

El discurso oficial para justificar las normas mencionadas era la necesidad de "ser eficiente" y "aprender a competir en el mercado". La eficiencia y la competitividad son valores económicos que es conveniente promover... pero es muy difícil competir eficientemente con productos subsidiados o producidos con una estructura de costos muy inferior. En los países desarrollados se sabe bien que es imposible dejar el destino de la sociedad al libre mercado. Especialmente, el Estado privilegia la atención a las zonas rurales y busca apoyar a los productores agrarios con diversas medidas, desde garantizar precios adecuados hasta controlar las importaciones. Sin embargo, muchas veces estos mismos países promueven que en América Latina, Africa y Asia se corten todas las subvenciones.

Por ello, actualmente, muchos productores agrarios peruanos temen que de firmarse el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, puedan terminar como la industria nacional de juguetes, aniquilada hace unos años por la competencia china. Más visible aún fue el destino de centenares de pequeñas farmacias, que sucesivamente han cerrado sus puertas ante el avance de Fasa e Inkafarma (de capitales chilenos), BTL (de capitales norteamericanos) y Arcángel (de capitales nacionales), amparadas por oportunos cambios legislativos. La meta, expresada por los directivos de BTL, es que las dos terceras partes de las farmacias que a nivel nacional aún subsisten cierren en los próximos años. "Me queda poco tiempo", dice la propietaria de una farmacia en Sullana, donde ya ha abierto Inkafarma su iluminada sucursal.

La Semana de Acción Global es un momento importante para tomar conciencia que el éxito de unos pocos puede generar consecuencias sociales negativas. ¿Qué pueden hacer los ciudadanos preocupados por esta problemática? En diversas ciudades del Perú habrá seminarios, pasacalles y vigilias, tomando en cuenta, además, las próximas negociaciones respecto al TLC, esta vez teniendo como sede nuestro país.

Sería importante, además, dedicarse, al menos por una semana al consumo crítico. Quienes viven en Lima podrían optar por no acudir a McDonald`s o Kentucky Fried Chicken y, en cambio, visitar las ferias ecológicas, donde los propios productores venden queso, hortalizas o pan. En Miraflores, en el Hotel Antigua, funciona la primera tienda de comercio justo de artesanías, cuyos beneficios van efectivamente a quienes las elaboran y no se quedan en intermediarios. Un gesto simbólico que podría asumirse en todo el Perú sería abstenerse por una semana de bebidas gaseosas, que, como normalmente olvidamos, nuestro organismo no requiere. Sin embargo, estos gestos no deben hacer pasar a segundo plano la urgencia de revertir las políticas económicas que hemos señalado.

La Semana de Acción Global busca demostrar que los seres humanos podemos actuar en todo el mundo con un mismo sentido. Mientras nosotros reflexionamos para promover una economía más humana, muchas personas lo están haciendo también, desde Honduras hasta Suecia y desde París hasta el valle del Mantaro. Como nos recuerdan los amigos de Greenpeace: "Pensemos globalmente, actuemos localmente".

Fuente: Wilfredo Ardito Vega Adital (Visiones Alternativas)

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