Encuentran inscripciones en Libia similares a los yacimientos canarios.
Un equipo de astrónomos y arqueólogos ha estudiado los restos del antiguo pueblo de los garamantes, en el desierto de Libia, donde hay miles de tumbas y decenas de pirámides de influencia egipcia y, para su sorpresa, inscripciones líbico-bereberes casi idénticas a las que hay en Canarias.
El científico del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Juan Antonio Belmonte -que formó parte de la expedición junto al astrónomo César Esteban y las arqueólogas María Antonia Perera y Rita Marrero- afirma en una entrevista a Efe que los investigadores se vieron sorprendidos por el hallazgo de decenas de inscripciones similares a las prehispánicas de Fuerteventura y Lanzarote. También se han encontrado grabados de podomorfos y estaciones de "cazoletas", cavidades horadadas en la roca que podrían estar relacionadas con rituales de fertilidad.
Además, en la primera capital de este reino, la fortaleza rocosa de Zinchecra, se hallaron inscripciones en seis alfabetos distintos, entre ellos el latino, el griego y el tifinagh antiguo y moderno, pero también otro tipo de escritura que no se ha podido identificar. Los garamantes fueron una tribu de origen bereber que habitó en un oasis, rodeado por 400 kilómetros de desierto, conocido por los musulmanes como "el río de los muertos", en la región de Fezzan, actualmente en Libia, con una extensión de más de un centenar de kilómetros de este a oeste, comprimido entre el mar de dunas de Ubari y la meseta del Messak.
Fue precisamente este emplazamiento geográfico el que contribuyó a que los garamantes fueran el único estado paleobereber que no pudo conquistar Roma, a pesar de que intentó la invasión en dos ocasiones, en las que sus legiones llegaron hasta la capital garamante. Aunque es difícil datar su cronología, se cree que la civilización garamante se gestó en torno al siglo IX antes de Cristo y fue destruida por la invasión árabe en el VII de la era cristiana. La época de mayor esplendor de este pueblo se prolongó desde el siglo I antes de Cristo hasta el II de nuestra era, lo que conllevó además la fundación de una nueva capital, Garama, de la que recibirían su nombre. Los garamantes eran agricultores y mercaderes, pues el oasis en el que habitaban era lugar de tránsito de caravanas que comerciaban con sal, fieras y esclavos.
Se desconoce casi todo sobre su religión, pero pudo estar relacionada con la egipcia, por lo que algunos muertos de singular importancia eran enterrados en pequeñas pirámides de adobe y de unos tres metros de altura, o en tumbas en forma de mastaba. Belmonte precisa que en el oasis estudiado por el equipo de investigadores canarios hay miles de túmulos funerarios, algunos simples y otros más elaborados, con estelas curiosas con la forma de la palma de una mano con los dedos extendidos y otras en forma de creciente lunar, símbolos sagrados típicos del Mediterráneo. A juicio del investigador, sería interesante ampliar los estudios de las inscripciones halladas en la zona y, sobre todo, en los lugares más cercanos a la costa de Libia, en los que habitaban los Maxies o Makies.
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