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Lazos Rotos

El Gobierno engaña a la opinión pública y asume la tragedia de Afganistán como un acto de servicio al Imperio.

Al servicio del imperio

Cuando hay un abismo entre la realidad y su falsificación mediática la primera termina por aparecer en el momento más inoportuno y casi siempre en sus expresiones más duras, indisimulables. En el día de ayer 17 soldados españoles han muerto en Afganistán. El gobierno ha presentado las operaciones de los militares como componentes de una misión de vigilancia y apoyo de los procesos electorales. También como una tarea humanitaria en el marco de una alianza imprescindible, la de la OTAN, y como resultado de una operación antiterrorista autorizada por las Naciones Unidas. En realidad todo eso es absolutamente falso. Zapatero, incapaz de enfrentarse a los hechos y de comprometerse con una política de paz y de ejercicio de la soberanía, ha cruzado su Rubicón político y se ha instalado definitivamente en la obediencia. Además, apurado ante la tragedia y sin posibilidad de justificarse, ha caído en el ridículo.

En un instante la simulación se ha puesto de manifiesto. El discurso evasivo del presidente del Gobierno ha perdido toda consistencia. En primer lugar porque la ocupación del país asiático se ha desvinculado totalmente y desde hace mucho tiempo de cualquier operación antiterrorista. Eso es evidente incluso para los que han creído que la guerra y la ocupación de Afganistán ha tenido -alguna vez y en alguna medida-, un objetivo de búsqueda y captura de los responsables de los atentados del 11 de Septiembre. Ya no quedan ingenuos que mantengan esa relación, sólo lo hacen los cínicos.

En segundo lugar porque la presencia militar española en ese país ha sido asumida como una compensación inevitable por la salida de Iraq, forzada a su vez por la resistencia ciudadana a la implicación en las aventuras imperiales y por la evidente relación entre el apoyo a la ocupación del país mesopotámico y el enorme desastre del 11-M.

Finalmente porque el proceso de “estabilización colonial” que persiguen los EEUU incluye como elemento fundamental un componente de simulación electoral. Las “elecciones” son una parte fundamental del proyecto hegemónico de Washington. No hay tareas humanitarias sino operaciones integradas en un proceso global de naturaleza colonial. Las fuerzas militares españolas, como todas las demás en suelo afgano, están metidas de lleno en una guerra de dominación y de resistencia contra la ocupación.

Afganistán es el primer eslabón en el complejo proyecto de dominio del mundo que está llevando a cabo el presidente Bush. No hay ningún proceso de democratización sino la creación de una administración cómplice para una ocupación permanente del territorio.

La reacción de Zapatero ha sido vergonzosa. La muerte se ha colocado delante de la sonrisa fácil de quien ha olvidado que la guerra no puede ocultarse porque pasa siempre factura de sufrimientos. Ante la evidencia de la guerra y del engaño, incapaz de enfrentarse a la realidad, el presidente del Gobierno ha dado una imagen patética en su mensaje institucional.Tratando la tragedia como un mero accidente, ha dado el pésame a los familiares, ha elogiado el papel de las fuerzas armadas, y se ha comprometido a una rápida y eficaz identificación de los cadáveres.

Pobre país, pobre pueblo.

Antonio Maira - Insurgente

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1 comentario

icodense -

zapatero y su gobierno se han quitado la careta y demuestran que su actuacion es similar a la del pp. sin embargo, parece que a este gobierno no conviene erosionarlo con manifestaciones por razones de afinidades ideologicas. que triste que se impongan los intereses electorales sobre la decencia politica. al parecer en este pais no todos somos iguales; los hay blancos y los hay negros; ante hechos similares a algunos se les castiga con manifestaciones y a otros se les rien las gracias, y mientras tanto los muertos quedan y su memoria se pudre.