Las mentiras y el peligro del silencio. Un vil asesinato.
Hace un mes la policía de Londres asesinó a un inmigrante brasileño, Jean Charles de Menezes, disparándole siete balas a quemarropa en la cabeza. Estaba boca abajo en el suelo, sujetado por varios tiras. Últimamente han salido nuevas mentiras, y nuevas verdades, sobre el caso.
Inicialmente la policía dijo que lo siguieron porque les pareció sospechoso. Pero ahora se sabe que tenían bajo vigilancia el edificio donde vivía, aunque no sabían quién era.
La policía dijo que tenía una chaqueta gruesa dentro de la cual hubiera podido esconder una bomba. e incluso que unos "testigos presenciales" vieron alambres. Pero ahora se sabe que tenía una chaqueta ligera Levi (en un día fresco).
La policía dijo que tenía pruebas de que estaba "metido" en los atentados de Londres. Pero no era cierto: era un electricista de Brasil que iba al trabajo cuando lo mataron.
La policía dijo que huyó cuando se le acercaron, que saltó los palanquines de boletaje y que bajó corriendo por la escalera mecánica. Pero en el video del incidente se puede ver que pasó por los palanquines como de costumbre con una tarjeta automática.
La policía dijo que los agentes se identificaron y le advirtieron. Pero ahora se sabe que, según varios testigos, los agentes NO se identificaron; además, no tienen que identificarse si dicen que están persiguiendo a un "atacante suicida".
Es decir, soltaron mentira tras mentira para justificar el asesinato a sangre fría de un inmigrante que decidió correr cuando lo persiguió una bola de blancos armados.
El gobierno no ha pedido perdón. Al contrario, anunció que se debe esperar que pase lo mismo en el futuro. El alcalde dizque "izquierdista" de Londres, Ken Livingstone, dijo que la conducta de la policía fue "necesaria" para "proteger al público".
Ha habido algunas protestas por la comunidad brasileña en Inglaterra y en Gonzaga, Brasil, donde nació de Menezes, pero muy poca indignación en Londres.
Así que el asesinato de inmigrantes desarmados pasa a ser la nueva norma para "proteger al público" (lo que excluye a los inmigrantes, por supuesto) y no suscita mucha oposición. Este es un camino muy peligroso y una lógica mortífera. El poema de hace 60 años del clérigo alemán Martin Niemoller, en respuesta a las acciones de los nazis, nos parece muy apropiado:
y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos
y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas
y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos
y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero,
para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada".
Fuente: Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta de la Revolución
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