Hay que tomar medidas contra la pobreza en Canarias.
Un desgraciado accidente en Granadilla, el incendio en un humilde hogar, desvela la situación en la que viven o malviven muchas familias en Canarias. Las cifras de pobreza están en torno a las 400.000 personas, la quinta parte de la población de las islas. Estas cifras no son muy palpables en la calle, pero cuando unas familias pobres sufren algún percance (suelen ser las primeras en sufrirlo) como le ha pasado a la familia de José, Caterina y sus hijos, los pobres se hacen visibles. Ha ocurrido en un municipio gobernado por los socialistas. Podría haber sido en cualquier municipio de Canarias.
Recientemente se celebró la reunión internacional auspiciada en Tenerife, con Bill Clinton como principal invitado, en la que se habló de la pobreza en el mundo, sin hablar de las causas que la producen. Ni hubo referencia a la abundante pobreza de su propio país como se ha reflejado con el huracán Katrina o a la que se sufre en las islas producto de un huracán no menos desbastador como lo es el insolidario capitalismo, versión modelo de desarrollo dependiente de Canarias. Recientemente el Presidente del Gobierno Canario, señalaba que la pobreza era una de las cuestiones pendientes en el Archipiélago. Debe haberle impactado la preocupación social expresada por el ex mandatario de EEUU.
Es repudiable que en la primera potencia mundial haya millones de pobres. Pero no lo es menos que en unas islas con gran crecimiento económico reflejado en su PIB, donde se mueven ingentes sumas de dinero vía la RIC, el REA u otras prebendas del capitalista, o los beneficios derivados de los doce millones de turistas que pasan al año por las islas,... se den situaciones de máxima pobreza entre muchos de sus habitantes.
Esto se tiene que terminar. No podemos seguir tolerando la existencia de bolsas de pobreza, marginación y exclusión social en Canarias. Bien, todo esto lo provoca el sistema económico-social imperante, pero no nos debemos conformar, debemos ver como transformar esa realidad de injusticias y desigualdades sociales.
Debemos exigir que se pongan en marcha políticas que tengan en cuenta estas situaciones, partiendo de las necesidades y demandas sociales, tomando aquellas medidas que conduzcan a su resolución, entre otras:
a) Ir a políticas de pobreza cero. Ello implica que familias como las de José y Caterina tienen que contar con unos recursos de amparo mínimos. Las actuales pensiones no contributivas y otras fórmulas similares deben sustituirse por otras aportaciones que cubran las necesidades básicas.
b) Establecer un plan de construcción y habilitación de las viviendas de las personas necesitadas. Ningún pobre debe estar sin techo o viviendo malamente. Por supuesto que se les debe garantizar las viviendas sociales a todos los que la hayan obtenido en algún momento, nada de desahucios.
c)Fomentar el empleo social permanente, afrontando con personas paradas aquellas obras y servicios públicos necesarios en los barrios, pueblos y ciudades.
d) Ayudar al mantenimiento y potenciación de actividades económicas primarias y tradicionales, agricultura, ganadería, pesca, artesanía,...
e) Asistencia a todas las necesidades de los mayores y personas impedidas con las ayudas de personal y materiales que les sean menester.
f)Poner en marcha guarderías públicas que cubran la demanda social.
Deben establecerse las medidas de tipo político, jurídico, legislativo,... que permitan avanzar a una solución adecuada de estas situaciones. La principal medida debe ser el empleo digno, pero también hay que ser conciente de que muchas personas no pueden por diversas circunstancias afrontar un empleo remunerado y tienen que contar sin embargo con los recursos adecuados para subsistir dignamente. En este caso debemos levantar la exigencia de unas medidas sociales que afronten su situación.
El establecimiento de un salario social o renta básica, más allá del debate que podamos establecer entorno a lo adecuado o no de estas medidas, es imprescindible ante la realidad cotidiana de gente como José y Caterina que demandan una solución urgente a sus situaciones de desamparo.
Levantar una propuesta que se pueda llevar a cabo al día de hoy debe ser una de las prioridades que afrontemos los movimientos sociales en Canarias ahora. Más temprano que tarde, pues los Josés y las Caterinas malviven a nuestro lado y no les soluciona nada ni su lamento ni el nuestro.
Tendría que verse como se articularía esta exigencia. Se podría en primer lugar concretar su contenido, ver a quienes acogería la medida y como la pondríamos en marcha. En estos tiempos en que prodigan encuentros, reuniones, asambleas,... debemos poner en el orden del día esta cuestión solidaria. Todo colectivo social (vecinal, sindical, ecologista, ciudadano,...) debe ponerla en su agenda. Porque la pobreza también existe y es insostenible, sobre todo para quienes la padecen en sus carnes.
Las fórmulas para ponerla en marcha, una vez acordados los previos necesarios antes dichos, pueden ser múltiples; basta recordar los procesos desarrollados para otras cuestiones, ya sean mediante ILPs, recogidas de firmas, pronunciamientos institucionales, movilizaciones sociales,...
Probablemente serán necesarios y urgentes todos ellos y más, para afrontar una cuestión de este calibre. Es clave partir para ello de la participación activa de los propios interesados y beneficiarios directos de la misma para que no se convierta una vez más en una burda maniobra clientelar de cualquier tipo.
En una sociedad con predominio de la marginalidad y la exclusión se dificulta la puesta en marcha de un proceso de emancipación social.
Es una gran responsabilidad de todos cuantos estamos por la justicia social y la solidaridad el empezar a concretar los pasos para que una propuesta de ese tipo no se quede en agua de borraja. Luchar contra la pobreza debe ser una prioridad social en estos momentos en Canarias.
Manuel de la Rosa Hernández Opinión Colaboración
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