El fin del robo.
Job Ledesma - (La Opinión). A ti y a mí nos preocupa poco la OPA (estoy contigo, amigo Jaime Pérez Llombet), la desmembración de España irreal (mientras se dé el jamón ibérico, el aceite de oliva y el tinto tanto en Andalucía como en Cataluña, aquí no se desmembra nada), la dichosa "articulación" del estado español, la necesidad de un proyecto político para este país o que Aída Nízar tenga un novio nuevo.
A ti y a mí nos preocupa básicamente, imagino, el futuro de Idaira, la selección y que se camelen a tu sueldo todos los días. Era el gran robo, continuo, subrepticio (¡qué palabra ésta!), la esquilma diaria de lo que tú y yo ganamos y que no nos llega ni para comprar acciones de Endesa ni para escribir columnas desde Miami contando que estoy en Miami.
En el parking, haciendo cálculos para que no se pase la hora y así no te cobren la "fracción" siguiente, que siempre te la terminaban cargando. Con el teléfono móvil igual, mirando el segundero cuando te acordabas, haciendo jugarretas con las llamadas perdidas, los SMS, el "cuelga que te llamo a casa", el "te llamo desde el teléfono de la empresa, que si no, no se puede". Era también el escudriñe para dar con la mejor oferta de telefonía e internet, el no equivocarte porque borrarse de la compañía era casi tan complicado como entender lo de la tricontinentalidad trifásica.
Pues el gran robo se terminó porque el Gobierno mandó a parar. Y es una de las mejores noticias que tú y yo -imagino- hemos escuchado en las últimas semanas. Porque tu cuenta corriente y la mía estaban aburridas de tanto vacilón, de tanta estafa oculta y de que el robo empresarial en este capitalismo camuflado de democracia no tenga la menor importancia, y que mientras las compañías telefónica te cobraban euros que no consumiste, en sus consejos de dirección seguían declarando beneficios año sí y año también. Hay una duda: si era todo tan fácil como elaborar una ley de protección a los consumidores, ¿por qué no se hizo antes? Quizá porque los políticos se creyeron que lo importante es Endesa y Gas Natural, los Estatutos, la idea de España, que si un presidente veranea o no, que si dice o no dice, que si se reúne o no se reúne, que si tiene o no tiene rumbo y tino. Y no, lo importante es esto, que no nos roben, que todo sea un poco más justo, que las parejas homosexuales tenga los mismos derechos que todos. Ahora, si le meten mano a las comisiones bancarias, les hacemos la ola. (9 septiembre 2005)
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