Análisis de una obra hidráulica: la presa de La Viña. Nota de prensa de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN).
Ecología / Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN).- El aprovechamiento de las escorrentías en Canarias. Históricamente, cuando un isleño veía correr los barrancos, sentía un autentico desgarro al observar como un bien tan escaso se perdía en el océano. Para él no era un torrente de aguas achocolatadas, era un tesoro que iba a parar al mar. Como Tántalo, tenía al alcance de sus manos el agua que saciaría la sed de sus cultivos pero sus dedos eran incapaces de trocar el destino de los eventuales ríos y, con tristeza, miraba como morían en la mar. Hasta el siglo XX no fue posible plantearse captar las esporádicas escorrentías producidas por las torrenciales e irregulares lluvias que caracterizan el clima de las islas, la tecnología y los recursos disponibles eran incapaces de retener y almacenar el agua de los impetuosos barrancos. La llegada del cemento, el hierro, los explosivos y la maquinaria hizo pensar a los canarios que pronto podrían dominar y utilizar en sus campos tan deseado recurso. El suplicio de Tántalo parecía que e tambaleaba, pero pronto se hizo evidente que resolver el problema no era nada fácil, no era suficiente tener la capacidad técnica de construir un muro capaz de retener y almacenar los caudales ocasionales de los barrancos, había que resolver otros problemas.
La construcción de presas está limitada por factores naturales, medio ambientales y económicos. En primer lugar la presa tiene que estar situada en cuencas que tengan condiciones geológicas y climáticas adecuadas, pero en muchos casos los terrenos son permeables y no sirven para almacenar el agua de las escorrentías. A esto hay que añadir que la gran torrencialidad de las precipitaciones y las fuertes pendientes dan lugar al rápido relleno del vaso de la presa por el enorme volumen de sedimentos que arrastran esta agua. También hay emplazamientos geológicamente idóneos pero localizados en las áreas con escasa lluvias. Desde el punto de vista ambiental, las presas no son inocuas, alteran la dinámica erosiva, anegan ecosistemas y modifican las condiciones ambientales locales. Cuando los gestores públicos no han tenido en cuenta estos claros condicionantes han despilfarrado el dinero público en obras hidráulicas inútiles, en presas aterradas y/o con vasos permeables.
Recursos hídricos de La Palma . La isla de San Miguel de La Palma presenta una superficie de 780 km2 y una altura máxima de 2.426 m, tiene forma de lágrima invertida y presenta en su centro una depresión de 7 km de diámetro y 2.000 metros de profundidad que forma el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente. Esta enorme caldera tiene un origen erosivo y tiene su continuación en el Barranco de Las Angustias por donde se ha desaguado todo el material que falta en La Caldera.
La isla tiene catorce municipios que albergan una población estabilizada, desde hace unos veinte años, de 80.000 habitantes con dos grandes villas: Santa Cruz de La Palma, la capital de la isla, y Los Llanos de Aridane, la ciudad agrícola y empresarial, ambas con unos veinte mil habitantes y ubicadas en cada una de las dos vertientes. Hasta hace unos pocos años el 80 % del PIB de la isla era la agricultura del plátano que se extiende a lo largo de 4.000 ha. de regadío distribuidas en partes iguales en las dos vertientes de la isla. Las dos mil ha. del lado oeste se encuentran centralizadas en el Valle de Aridane. En cambio, las otras dos mil, las del lado oriental, se distribuyen a lo largo de toda la vertiente abarcando a la totalidad de los ocho municipios. Otros cultivos de menor extensión e importancia son los aguacates y las viñas. Desde hace poco más de una década han comenzado a construirse grandes hoteles pero incluyendo el turismo rural no deben de pasar de unas 8.000 plazas.
Hasta la mitad del siglo XIX la isla producía de forma natural unos 20 hm3/año de agua, estos caudales procedían de los manantiales de la Caldera que corrían por el Barranco de Las Angustias hasta el mar y de los Nacientes de Marcos y Cordero que se drenaban por el Barranco del Agua. A partir de esta segunda mitad del siglo XIX y sobre todo en la primera mitad del siglo XX, los palmeros, después de algunos intentos por captar el agua superficial, comenzaron a perforar el subsuelo, primero en forma de galerías, pequeños túneles de pendiente ligeramente ascendente de varios km de longitud, y mucho más tarde en forma de pozos de tres metros de diámetro y de centenares de metros de profundidad. Posteriormente desarrollaron una forma híbrida, el pozo con galería de fondo.
En total se han perforado en esta isla 167 galerías que aportan unos 300 km. perforados en el subsuelo de las que 100 son productivas y dan unos 40 hm3/año de agua de excelente calidad. De los 69 pozos que se perforaron en la isla están actualmente en producción apenas 20 que aportan 20 hm3/año de aguas de mala calidad y que progresivamente se saliniza. Además de esta infraestructura hidráulica de captación de agua hecha exclusivamente por los palmeros y con dinero privado, existen alrededor de unos cien manantiales con caudales apreciables, la mayoría en el interior de La Caldera de Taburiente, que aportan 10 hm3/año de agua de excelente calidad. Por último cabe citar al Tomadero de Dos Aguas, una obra de captación de agua superficial que está en el Barranco de Las Angustias que constituye una gran obra hidráulica aunque solo capte algo menos de 5 hm3/año.
Las obras hidráulicas palmeras son las más efectivas del Archipiélago, el pozo, la galería y el tomadero que más caudal dan de todo Canarias son El Salto con 200 l/s, el Túnel de Trasvase con 300 l/s y el Tomadero de Dos Aguas respectivamente, los tres en La Palma. Gracias a estas infraestructuras los palmeros consiguieron aumentar la producción de agua de la isla de 20 a 75 hm3/año. De todo este caudal solo 5 hm3/año (menos del 7 % ) proceden de aguas superficiales, el resto es todo captación de aguas subterráneas.
La demanda de agua de la isla coincide prácticamente con la oferta debido al proceso de regulación que generan los pozos con sus bombeos. Esta demanda es de 70 hm3/año de los que 60 son de consumo agrícola y el resto para el abasto urbano y turístico, el consumo industrial es muy bajo y esta inmerso en el consumo urbano. Las pérdidas son muy pequeñas, alrededor de 5 hm3/año y centradas casi todas en las redes de transporte público; recientemente el MMA ha concluido la impermeabilización del canal Barlovento-Fuencaliente con lo que se han reducido considerablemente estas mermas. Si se desea consultar el texto completo se encuentra disponible haciendo clic aquí.
0 comentarios