Una gran movilización simultánea por Arinaga y Granadilla.
Octavio Hernández / Canarias Ahora.- En Europa, las objeciones medioambientales sobre el proyecto de puertos industriales gaseros de Granadilla y Arinaga están a punto de ser desbordadas. El pacto del anterior gobierno autónomo sigue vigente en Gascan, donde José Carlos Mauricio y Luis Soria continúan mano a mano al frente de la empresa. El mismo pacto que puso a Ángel Ferrera en la dirección de Unelco para entregar la principal industria canaria a una multinacional a la que le bailan las acciones. Como realidad y como símbolo, Gascan demuestra los límites de la política y la política de los hechos consumados. La política como teatro de engaño y como subasta de intereses particulares.
Sólo recientemente hemos empezado a tener conciencia de que las dos plantas regasificadoras ubicadas en esos puertos suponen una amenaza para la seguridad. Ningún político se paró a pensar que Granadilla es famosa por sus molinos eólicos y Arinaga por su campeonato de windsurf. El gas natural es un combustible con una terrorífica capacidad de disipación. En milésimas de segundo, la nube explosiva se extiende a kilómetros de distancia empujada por el viento. En Japón, un incendio en un buque gasero motivó que las autoridades ordenaran un área de emergencia de cuatro kilómetros alrededor del barco.
Además, Gascan ha proyectado las dos centrales con las tecnologías más baratas y destructivas para el medio ambiente. Utilizará bombas de succión para absorber y expulsar decenas de miles de litros diarios de agua de mar con destino a las regasificadoras dentro de un área teóricamente protegida, a pesar de que existen tecnologías alternativas. Sin embargo, las autoridades canarias hacen oídos sordos de las alegaciones que explican estos peligros para la seguridad y el medio ambiente. No escuchan las advertencias sobre los accidentes que ya han ocurrido donde se han construido puertos gaseros. Cuando todavía no se había cerrado el plazo de información pública, ya estaban encargados los estudios para empezar a construir las plantas regasificadoras. No tienen vergüenza. Se pide la opinión de la gente no para tenerla en cuenta, sino para poder decir que se ha pedido y actuar contra ella.
La ausencia de cobertura en distintos planeamientos de ordenación insular y sectoriales para estas infraestructuras en Granadilla y Arinaga, la carencia de estudios de impacto fiables e independientes, los claroscuros legales del procedimiento administrativo de estos expedientes, son en realidad la consecuencia manifiesta de un auténtico desfondamiento del sistema político del Archipiélago, donde ni siquiera el edificio del Parlamento es legal. La prepotencia y contumacia de una élite política, empresarial y mediática frente a la exigencia de nuevas formas de participación e interlocución en las decisiones públicas, son en realidad los catalizadores de un movimiento ciudadano que no se opone caprichosamente a las infraestructuras, sino al pasteleo, a la mentira sistemática, al engaño masivo, a las imposiciones, a los hechos consumados, al capitalismo de amiguetes. No nos engañemos. Este no es un debate sobre infraestructuras. Nunca lo ha sido. Es la ausencia de diálogo social la verdadera causa de la oposición ciudadana. Es el agotamiento y descrédito de los agentes sociales y políticos después de 20 años de Autonomía, dados a representar con votos pero sin consentimiento, legitimados por las elecciones pero deslegitimados por sus decisiones.
Desde Vilaflor, el movimiento ciudadano ha continuado acumulando experiencia y organización. En Tenerife se ha mantenido milagrosamente la lucha por Granadilla, gracias a muchos esfuerzos de los pueblos y barrios, sencillos y anónimos. Ahora se dan las condiciones para ir más allá en la movilización ciudadana, pues el eco de una sola isla no parece bastar para atravesar la mordaza institucional. Vilaflor puso el listón muy arriba y cualquier movimiento menos masivo parece que puede ser pasado por alto (con avionetas pagadas por el Gobierno). Ha llegado el momento de poner en marcha una fuerza social decisiva y definitiva, uniendo a la ciudadanía de Tenerife y Gran Canaria por Granadilla y Arinaga, contra la imposición de estos proyectos de puertos gaseros, por la democracia y el diálogo social.
Vilaflor ha quedado unido para siempre en la memoria histórica de Tenerife y de Canarias. Un gran río humano que une sus manos por una vida mejor no puede ser detenido. La ciudadanía en marcha por la dignidad puede convertir en papel mojado las mayores imposiciones. La arena de los hombres y mujeres honestos es el deber moral de oponerse a un desarrollo que nos ofrece el bienestar con una mano para quitárnoslo con la otra. Miles de ciudadanos y ciudadanas buscan cada día las respuestas a una amarga sensación de pérdida. Acuden a sus trabajos, a sus casas, con el sentimiento de impotencia. Los poderes públicos han abandonado hace tiempo a esta sociedad. Como dijo el poeta, nos queda la palabra. Pero aunque son importantes, las palabras han demostrado en el Parlamento que no sirven para casi nada. Además, al pueblo nunca le faltan voces, sino ecos.
De Granadilla y Arinaga viene un eco por una vida mejor, por la dignidad y la honestidad. Que la ciudadanía una sus voces en este eco para hacerlo llegar a Europa. Está tan lejos que harían falta decenas de miles de alientos solidarios, limpios, dignos, de apoyo para una causa democrática, de todas y todos. ¿Dónde vas a estar tú?
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