Represión y exterminio. (Memoria histórica)
Memoria histórica.- Desde Prensa Alternativa (Icod de los Vinos) agradecemos a Isidro Pérez Brito la información que nos remite sobre los republicanos canarios asesinados vilmente por los golpistas fascistas. Como ya hemos hecho, seguiremos publicando información sobre este periodo en aras a la recuperación de nuestra memoria histórica.
El Archipiélago canario sufrió el azote de la represión, el exilio y la guerra desde las primeras horas de la sublevación militar contra el Gobierno de la II República en julio de 1936.
Canarios como Juan Negrín, Blas Cabrera, Agustín Millares Carlo, Juan Marichal o Mercedes Pinto formaron parte del éxodo intelectual español tras la Guerra Civil. Otros muchos morirían en campos de concentración nazis o en los de batalla de la Segunda Guerra Mundial defendiendo sus ideales.
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La suerte de los perseguidos fue diversa, igual que la solución de sus historias. En muchos casos, a quienes pudieron exiliarse desde un primer momento se les puede considerar afortunados. Otros, en su huida, padecieron las miserias de los campos de concentración franceses o de exterminio alemanes. Aún se ignora el número exacto de exiliados que fueron trasladados a lugares como Mauthausen o Gusen, pero lo que sí es seguro es que entre ellos había canarios. De hecho, se ha podido comprobar que al menos nueve perecieron en ellos.
Con todo, no faltan tampoco en aquel contexto los relatos de buena fortuna. Un ejemplo de ello es la historia del grancanario Germán Pírez Pérez. Éste, tras de ser detenido por la policía de Vichy (Francia), fue deportado a Alemania. Tras salvar a una niña en un incendio, le ofrecieron la alternativa de regresar a España. Aceptó la propuesta y volvió a Canarias. Aquí continuó la lucha clandestina contra la dictadura franquista, colaborando activamente en el apoyo al perseguido Juan García el Corredera.
Las supuestas infracciones contra el incipiente régimen no fueron sólo a causa de la de actividad política. Así Juan Millares Carlo, profesor y apolítico, fue expulsado de la escuela en la que daba clases e imposibilitado para volver a la enseñanza por haberse negado a adoctrinar sobre la santidad del domingo. Y es que la complicidad de la Iglesia en la represión, durante y después de la guerra, sigue siendo un tema delicado en las Islas. El clero no tuvo mucha compasión por la situación de mi padre en este tiempo, apunta José María Millares.
Hubo también quienes intentaron eludir las condenas sin tener que salir de las Islas. Algunos, como Pedro Nolasco Perdomo (natural de Haría, Lanzarote), consiguieron permanecer escondidos de las autoridades durante muchos años. Durante los últimos 16 años, explicó en 1969, viví en una habitación trasera de la casa, en el número 31 de la calle Alcorac, en La Isleta. Ni mis propios hijos ni mi hermana sabían de mi existencia allí... Permanecí todo este tiempo en un cuarto de, poco más o menos, tres metros cuadrados.
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