Del limbo al cielo sin pasar por el purgatorio.
Prensa digital / El País.- El temido limbo, localizado entre el cielo y el infierno según una tradición católica surgida en la Edad Media, va a ser enterrado definitivamente por la Iglesia esta misma semana. El problema es que, una vez abolido ese lugar sin gloria ni tormento, ¿a dónde se supone que van los niños muertos sin bautizar? Una Comisión Teológica Internacional, que reflexiona sobre este enigma desde ayer en el Vaticano, los quiere enviar directamente al paraíso gracias a "la infinta misericordia de Dios".
Decían los catecismos clásicos que el limbo de los niños o de los justos era un lugar del más allá al que iban a parar quienes morían sin uso de razón y sin haber sido bautizados. Los bebés muertos no han cometido pecados, por lo que su sitio no es el infierno, pero cargan con la culpa del pecado original, por lo que tampoco deberían subir al cielo. Así, su destino era hasta ahora una tercera clase de cavidad distinta del cielo y el infierno, donde pasarían la eternidad sin pena ni gloria. Allí, estas almas cándidas, además de estar privadas de la presencia de Dios, sufrían la ausencia de quienes habían tenido la fortuna de salvarse: padres, hermanos y demás familia. Este lugar fue descrito por Dante Alighieri en la Divina Comedia [...]
Si se desea consultar el texto íntegro se encuentra disponible haciendo clic aquí.
0 comentarios