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Lazos Rotos

El sistema hace aguas. La mayoría opina que la corrupción de partidos políticos, negocios, autoridades fiscales y sistema judicial ha ido en aumento.

Corrupción

Medios alternativos / inSurGente.- Más de la mitad de la población mundial considera que la corrupción ha empeorado en los últimos tres años, y que esta tendencia continuará en el futuro, según los datos del Barómetro Global de Corrupción 2005, que fue presentado hoy coincidiendo con el Día Muncial de la Lucha contra la Corrupción, y que pone de relieve la desconfianza del público hacia los sistemas políticos y de justicia nacionales, con los partidos políticos, los parlamentos, la policía y el poder judicial como los sectores más afectados por la corrupción. El Barómetro Global de la Corrupción de Transparencia Internacional recoge las percepciones de más de 50.000 personas de 69 países respecto a cuáles son las esferas de la sociedad que se ven más afectadas por este problema, si la corrupción ha aumentado o disminuido y si prevalecerá en mayor o menor medida en el futuro. En leer más, los datos más que significativos.

El Barómetro examina en detalle el soborno y presenta información sobre la frecuencia con que las familias pagan los sobornos, la manera en que realizan estos pagos, si se paga para tener acceso a los servicios públicos y las sumas que se pagan.
En este aspecto, el caso español resulta especialmente significativo, ya que ninguna de las personas que participaron en la encuesta --500, entrevistadas por Sigma II-- habían pagado algún tipo de soborno en los últimos doce meses. No es el caso de países como Uruguay, donde un 43% de los entrevistados aseguró haber entregado sobornos en el último año.

Los políticos, los más corruptos. Los hallazgos del Barómetro "resultan una denuncia a los sistemas políticos y de justicia en todo el mundo", asegura el propio informe. En concreto, los partidos políticos reciben la peor puntuación en general, y fueron considerados el sector más corrupto en 45 de los 69 países.

Entre ellos se encuentra España, donde los partidos políticos recibieron una puntuación de 3,4 (en una escala de 1 a 5, en la que 1 equivale a 'sin corrupción' y 5 a 'muy corruptos'), una leve mejora de cuatro décimas respecto al año anterior, cuando recibió un 3,8, y tres décimas por debajo de la media de Europa occidental, situada en 3,7.

Todas las regiones sitúan a la clase política en la cima de la corrupción, excepto África, donde en primer lugar aparece la Policía, que recibe un 4,4. La peor nota global se la llevan los políticos latinoamericanos, que recibieron un 4,5.

A nivel global, el Barómetro muestra un empeoramiento de la opinión global, ya que el año pasado 36 de un total de los 62 países participantes calificaron a sus partidos políticos como las instituciones más corruptas.

"Los partidos políticos deberían reflexionar, porque no están respondiendo" a lo que los niveles éticos deseados y a las expectativas de la población, aseguró durante la presentación del informe el catedrático de Ciencia Política Manuel Villoria.

Pesimismo global. "En el mundo actual hay cuatro problemas graves, la droga, el terrorismo, el tráfico de armas y la corrupción, y en ninguno de ellos se tiene la menor percepción de que las cosas estén mejorando", afirmó Antonio Garrigues-Walker, presidente de la Fundación Ortega y Gasset, en cuya sede tuvo lugar la presentación del Barómetro.

Garrigues destacó la necesidad de emprender medidas, y puso de manifiesto que "si se diera un golpe a la corrupción, la situación en Iberoamérica cambiaría totalmente". En concreto, se refirió al caso de Haití, que "tendría una viabilidad económica total" si eliminara de sus instituciones la corrupción, que actualmente "devora la riqueza del país".

Continuando con la situación española, la opinión pública sitúa, por debajo del sector político, a las autoridades fiscales y el sector privado o de negocios como los más corruptos, y considera que las organizaciones no gubernamentales y el sector educativo son los menos afectados por este problema.

Uno de los aspectos que diferencia a España con el resto de países que participan en el Barómetro es la percepción de la corrupción en las entidades religiosas, que recibieron una puntuación de 3, frente a el 2,5 de la media de Europa occidental.

Según Manuel Villoria, la percepción más negativa de las iglesias surge cuando "se introducen en el debate político", que hace que la población les acuse de corrupción. En concreto, el catedrático citó los casos de Israel, donde las entidades religiosas recibieron un 3,8, y Grecia, con un 3,7.

De cara al futuro, los participantes en el Barómetro Global, fueron menos pesimistas que en anteriores barómetros, si bien sólo 12 de los 69 países participantes mostraron un optimismo relativo, y el 44% de los encuestados consideraron que la corrupción aumentará.

África sobresale como una región con relativo optimismo: de los ocho países cubiertos por el Barómetro, cinco presentaban opiniones optimistas acerca del futuro, en especial Nigeria y Etiopía, donde la mitad de los participantes cree que la corrupción disminuirá en los próximos tres años.

Mientras, la mayoría de los ciudadanos de Europa Occidental declararon que esperaban que los niveles de corrupción se mantuvieran, aunque los ciudadanos de Alemania, Holanda y Noruega fueron bastante pesimistas.

Acabar con la corrupción. El secretario general de la Fundación, Jesús Sánchez-Lamba, indicó que hay dos maneras de atacar la corrupción, mediante la ley y con un proceso educativo que forme una conciencia colectiva, si bien señaló que es la aplicación de medidas legislativas la medida que puede aportar resultados más a corto plazo. Además, insistió en la importancia de la transparencia para combatir el problema.

La corrupción "es un mal endémico (de la democracia) que hay que rehabilitar", señaló el secretario general, y agregó que "sólo desde las organizaciones internacionales se pueden conseguir éxitos importantes".

En este sentido, Sánchez-Lamba recordó al respecto la entrada en vigor el próximo 15 de diciembre de la Convención de la ONU contra la pobreza, firmada por 133 países y ratificada por los Parlamentos de 30 de ellos. La ratificación de Ecuador el pasado septiembre posibilitó su próxima entrada en vigor.

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