Blogia
Lazos Rotos

Hugo Chávez plantea la disyuntiva de socialismo o muerte de la especie humana ante ocho mil delegados del Foro Social Mundial.

Medios alternativos / La Jornada / Rebelión.- Cuando las estrofas de La Internacional suenan en el Poliedro de Caracas, unas 8 mil personas se ponen de pie solemnes. No son muchos los que conocen sus estrofas, pero igual entonan algunas palabras, de la misma manera en que se repite un mantra que se sabe sagrado. ¿Hace cuántos años hace que no se escucha el himno de los trabajadores con la convicción de que los trabajadores tienen un futuro por delante, como sucede la noche de hoy? ¿Cuántos jóvenes de los allí presentes habían escuchado antes este cántico? La Internacional se convirtió esta jornada en símbolo de que algo nuevo está verdaderamente surgiendo desde abajo y a la izquierda, de que la memoria sigue viva.

Poco tiempo antes, en el auditorio repleto de delegados del Foro Social Mundial (FSM) se deja sentir la marea roja. Unas 8 mil personas, muchas con camisetas, gorras y banderas rojas, se levantan de sus asientos, corean consignas, chiflan. El grupo musical Lloviznando Campos suspende su presentación. Hugo Chávez, vistiendo también camisa roja, es recibido por la multitud con una apasionada ovación.

Lo reciben en el presidium, entre otros, el presidente de la Asamblea Popular de Cuba, Ricardo Alarcón; el ministro de Cultura de la isla, Abel Prieto; el economista egipcio Samir Amin; la dirigente campesina Juana Ferrara; el analista filipino Walden Bello; la dirigente indígena de Ecuador Blanca Chancoso; la activista contra la guerra Cindy Shennan; el especialista en temas de comunicación Ignacio Ramonet, y la hija del Che Aleida Guevara.

El acto comienza con una mística al estilo de Vía Campesina, en la que grupos de hombres y mujeres del campo armados con machetes escenifican primero un enfrentamiento con latifundistas, mientras otros muestran mantas que dicen "No al imperialismo" y "No al ALCA". Luego le sigue la interpretación de La Internacional.

El dominico Marcelo Barros, primer orador en el encuentro, narra a la multitud que un soldado venezolano le acababa de pedir la bendición. El se niega a dársela. "Nuestra revolución -le dijo- no necesita de bendición. Es ella la que nos bendice a todos nosotros." [...]

Luis Hernández Navarro

Si se desea consultar y ampliar la información en su fuente original el texto completo del artículo se encuentra disponible haciendo clic aquí.

0 comentarios