La energía eólica, un gran negocio.
Prensa digital / Canarias Digital.- La explotación del recurso eólico es un negocio redondo, y bien redondo, que proporciona unos beneficios ultra-considerables. Según cálculos reales, la instalación de un aerogenerador de tipo medio puede alcanzar un coste aproximado entre 75 a 80 millones de las antiguas pesetas y dispone de una vida útil estimada de 20 a 25 años. Es decir que genera un beneficio mínimo anual de unos 22 millones de pesetas. Por lo tanto, en tres años y medio se amortiza los gastos de inversión de cada aparato y el beneficio líquido empresarial puede alcanzar los 360 millones de pesetas. Si se tienen en cuenta que cada parque eólico dispone de al menos de un mínimo de quince aparatos, los beneficios entonces pueden situarse en torno a los 5 mil millones de pesetas.
Esta interesante actividad empresarial tiene, además, un valor añadido excepcional: la inexistencia de riesgo empresarial, pues el operador está obligado a adquirir la energía que se genere por este procedimiento y su precio se establece en relación al índice medio de mercado de kilovatio/hora y dispone, además, de un gran incentivo económico previsto en la legislación.
Así que no ha de extrañar, que ante unas circunstancias tan favorables, algunos inversores listillos se adentren en territorios y en prácticas ilícitas para obtener información privilegiada y demás favores que garanticen el beneplácito institucional a la concesión.
El pasado 7 de mayo Alberto Santana presentaba ante la Jefatura de Policía y Anticorrupción una denuncia por presunta corrupción en el concurso eólico convocado por la Consejería de Industria del gobierno de Canarias fundamentado en tres correos electrónicos, emitido dos de ellos, al parecer, desde la Dirección General de Industria y Energía en el que se filtraba información privilegiada del concurso y un tercero desde una sociedad mercantil.
El primero correo, fechado de 4 de agosto de 2004, fue remitido a una sociedad mercantil privada en el que se adelantaba las bases del concurso [...]
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