Obsesión por la sucesión.
Medios alternativos / Trabajadores Digital.- Rafael Hojas Martínez. La desaparición física de Fidel Castro y la pretendida transición democrática en Cuba siguen siendo una obsesión para los círculos de poder norteamericanos y los grupúsculos contrarrevolucionarios dentro y fuera de nuestro archipiélago.
Del asunto, tornado en pesadilla para algunos, tampoco se ha podido sustraer cierta prensa foránea, que no pierde momento y oportunidad para hostigar al líder cubano con preguntas relacionadas con la sucesión o continuidad del poder revolucionario.
Un reciente despacho aparecido en la edición digital de El Nuevo Herald dio a conocer que el Consejo Nacional de Inteligencia (NIC), con sede en Langley, Virginia, debido a crecientes preocupaciones sobre la salud del líder cubano, decidió incluir a Cuba en una lista de naciones con riesgo de inestabilidad a largo plazo (de dos a cinco años).
La decisión no sorprende. Por más de 40 años, Fidel ha estado en el colimador de sucesivas administraciones estadounidenses y sus agencias de inteligencia. Investigaciones cubanas demuestran que hasta el año 2000 se han preparado 634 complots y conspiraciones para asesinarlo, de ellos, 168 que contaban con todos los recursos para llevarlos a vías de hecho fueron abortados en su etapa de ejecución por la seguridad cubana.
Desafortunadamente, la tesis de "la fruta madura", formulada por John Quincy Adams en 1823, en la que la Isla por su cercanía geográfica debía caer en manos de los EE.UU., perdura hasta nuestros días.
Washington jamás ha renunciado a la inveterada idea del extinto presidente norteamericano, de aplicar la presunta teoría de la gravitación política en el caso de Cuba. Diversas han sido las vías y métodos implementados a lo largo del proceso revolucionario para cumplir esa pretensión subversiva; distintos también los momentos y coyunturas en que esta suerte de obstinación política ha reverdecido preteridos sentimientos anexionistas.
Ahora resurgen viejas apuestas para marcar una vez más el pretendido carácter finito de la Revolución, como si ella hubiera nacido en enero de 1959. A lo largo de nuestras gestas emancipadoras, generación tras generación, en cada etapa con líderes dignos y capaces, ha dado continuidad a esta obra monumental de la Revolución iniciada en 1868. ¿Por qué entonces soñar vanamente con que la Revolución sucumbiría ante la ausencia física de su principal dirigente?
Para garantizar la continuidad revolucionaria contamos con un pueblo de alta conciencia política y un Partido fuerte, y unido no sólo internamente, sino con la masa que encabeza y que cuenta con líderes jóvenes formados bajo las enseñanzas de Fidel y la generación histórica de cuya lucha y ejemplo se ha nutrido.
Melanie Anderton, una portavoz de la nueva Oficina de Coordinación de Reconstrucción y Estabilización (CRS) del Departamento de Estado, declaró que utilizará la mencionada lista del NIC para ayudar a establecer sus prioridades, contactar a otras agencias de gobierno, hacer planes para contingencias y concentrar la capacidad de manejo de crisis exteriores, para evitar los errores de Iraq.
Hasta ese punto llega la ilusoria planificación del futuro cubano por parte de los funcionarios del CRS, quienes además tienen la misión de coordinar la nueva ronda de reuniones de la llamada Comisión de Asistencia para una Cuba Libre, prevista para el mes de mayo, y que como se expresa en el Herald tiene como objetivo presentar un informe sobre cómo actuar en los primeros 18 meses después de la ausencia física del Presidente cubano, a fin de hallar modos de acelerar el fin de su gobierno.
Esta misma pesadilla transita sin máscaras hacia el ambiente académico. La nota del libelo añade que en el presente mes, el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano Americanos, de la Universidad de Miami, representó lo que podría ser una primera reunión de dirigentes en lo que denominan una Cuba post Castro, para explorar las decisiones que éstos podrían tomar.
El desconocimiento de lo que realmente es Cuba a veces roza la demencia y hasta llega a producir convulsiones mentales. Regresar al capitalismo no está en los planes de la inmensa mayoría de quienes vivimos con pasión y orgullo en esta tierra.
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