Con Franquito o sin Franquito. Los titubeos de Miss Islas Canarias 1936. El ambiguo papel de Franco en la preparación del golpe del 18 de julio.
Medios alternativos / kaosenlared.- Raúl Calvo Trenado. La hagiografía franquista repitió (y repite) incansablemente que Francisco Franco fue el instigador del golpe militar del 1936 aunque para ello tengan que obviar algo tan sabido como que el cerebro de la conspiración era Emilio Mola, por ello fue llamado por sus correligionarios el Director, y que, de triunfar ésta, la jefatura del Estado sería entregada a José Sanjurjo. En realidad, la participación de Franco en la preparación del putsch no sólo fue prácticamente nula sino que los militares alzados jamás confiaron en él. Paca la Culona le llamaba Queipo de Llano.
La actitud del futuro generalísimo fue ambigua. Se conocían sus ideas conservadoras y había dado buena muestra de su odio a la clase obrera en la dura represión que realizó contra la Revolución de Asturias en el 34; por ello fue tanteado por los conspiradores. Sin embargo, Franco no quería comprometerse, a la vez se reunía con los conjurados mientras procuraba mantener sus vínculos con la legalidad y el Estado. Pensaba definirse a última hora apoyando al bando ganador pero la cuestión no resultó tan sencilla: como el golpe no triunfó, la situación evolucionó hacia una guerra en la que había que tomar partido.
Tras el triunfo del Frente Popular el 16 de febrero de 1936, Franco intentó durante los días 17 a 19 que se declarara el estado de guerra. En realidad podemos decir que en 1936 hubo dos intentonas golpistas. El futuro caudillo, en aquel momento jefe del Estado Mayor Central, presionó al presidente de gobierno, el político de conservador Manuel Portela Valladares, para que impidiera que la izquierda formara gobierno y se ofreció para dirigir el ejército. Debemos reconocer que este aguantó la coacción y permitió el traslado de poderes[1].
La actitud que tomó Franco era un secreto a voces y por ello, el nuevo presidente de Gobierno, Manuel Azaña, le reemplazó del Estado Mayor y le envió a Canarias como comandante general, dentro de la política del nuevo gobierno de separar a los militares desafectos y alejarlos lo más posible de Madrid. Grave error ya que eso sirvió para que los conspiradores pudiesen actuar con más libertad sin que hubiera miradas indiscretas a su alrededor.
Si bien la comandancia general de Canarias tenía una importancia similar a la de una plaza peninsular, Franco consideró una degradación el ser trasladado a las islas. De ahí el odio personal que ya siempre profesará contra Azaña[2].
Dos paradojas históricas: si no se hubiera encontrado un general rebelde en el Norte de África, el golpe habría fracasado completamente yde no ser Franco el que estaba allí, tal vez jamás hubiera conseguido la jefatura de los nacionales.
En marzo partió hacia su nuevo destino, pero antes hablaron con él los cabecillas del golpe, Mola, Fanjul y Varela, pero Paca la Culona se negó a tomar algún compromiso concreto. Recordemos que en su día tampoco apoyó la intentona fallida de Sanjurjo en 1932.
En Canarias se desentendió en gran parte de los conjurados. Más aún, siguió con sus planes de jugar a la legalidad y a la conspiración. En Cuenca se tuvieron que repetir las elecciones por irregularidades y Franco decidió presentarse. ¿Quería cubrirse las espaldas con inmunidad parlamentaria por lo que pudiera pasar? Por motivos técnicos su candidatura no se consideró válida[3].
Desde su nuevo destino, la Culona siguió sin querer comprometerse. A Luis Orgaz le comentó que el intento era "sumamente difícil y muy sangriento" y a Gil Robles que "ni toda el agua del Manzanares borraría la mancha de semejante movimiento", extraña preocupación por el correr de la sangre en un hombre que ya había sido un frío criminal en las campañas de la Legión en el Norte de África y en Asturias. Pocos meses después diría aquello tan conocido de que "Estoy dispuesto a exterminar, si fuera necesario, a toda esa media España que no me es afecta".
Nadie conseguía implicar a fondo al cauto comandante en jefe, que tampoco quería perder el contacto con los confabulados. Tanto se dejaba querer y cortejar por los golpistas que éstos le comenzaron a llamar Miss Islas Canarias 1936.
Calvo Sotelo le pregunta a Serrano Suñer. ¿Qué le pasa a tu cuñado? ¿Qué hace? ¿No se da cuenta de lo que se está tramando?". Sanjurjo opinaba que "Franco no hará nada que le comprometa; estará siempre en la sombra porque es un cuco" y exclamó que con Franquito o sin Franquito salvaremos España. Franquito el Cuquito será otro sobrenombre con el que será conocido el prudente general.
Mientras los militares reaccionarios dudaban sobre qué hacer con Franco, éste seguía su juego de dos bandas. A finales de junio escribe al presidente Casares Quiroga una carta ambigua en al que muestra su lealtad al gobierno- falta menos de un mes para el alzamiento- pero avisa de que parte del ejército esta descontento e insinúa que la solución es que le den el mando supremo. ¡Franquito prefería no arriesgarse y seguir intrigando!
El 12 de julio- menos de una semana para que se inicie el levantamiento.- la Culona escribe un telegrama en clave para Mola: geografía poco extensa, es decir, que no se unía a la tentativa. Dos días después la nota llegó a su destinatario, que informó que al resto de sus compañeros de que el Cuquito no colaboraría con ellos.
Entre medias, el día 13 es asesinado Calvo Sotelo y eso parece hacerle reconsiderar su postura. Se dice que excalmó: "La patria ya cuenta con otro mártir. No se puede esperar más. ¡Es la señal!". Nuevo telegrama a Mola para avisar de que se contase con él.
El hecho de que desde el inicio del alzamiento se fusilase a los militares que se negaron a traicionar a la República debió dar el espaldarazo definitivo al cambio de tornas del que con el tiempo sería caudillo de España por la gracia de Dios.
El futuro generalísimo tuvo que rasurarse para pasar desapercibido y subir al avión Dragon Rapide para comenzar su participación en lo que fue llamado cruzada contra el comunismo. "Ese bigote es lo único que Franco ha sacrificado por el Alzamiento" diría Queipo de Llano.
Raúl Calvo Trenado
5 de agosto de 2006
[1] Aunque también debemos aclarar que Portela Valladares no informo de sus conversaciones con Franco al nuevo gobierno.
[2] En realidad ya venía de antes. En 1931, Azaña, en aquel momento ministro de la guerra, cerró la Academia General Militar de Zaragoza, de la cual Franco era director.
El futuro dictador replicó en el discurso de despedida a los cadetes de la Academia que los oficiales que colaboraban con Azaña eran un ejemplo perniciosos de inmoralidad e injusticia
Por esta declaración, Azaña le puso una reprensión oficial en su hoja de servicio.
[3] En Cuenca se repitieron las elecciones debido a diversas irregularidades cometidas. Franco presentó su candidatura pero no fue admitida porque solo se podían presentar los candidatos de la elección original.
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Alma -